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Periódico VIAJE Mayo 2020 periodico
  portada
“Hace 62 días que no piso ti
Una pesadilla a bordo de un cr
bRuno cRuells es un DiRectoR musical que está vaRaDo en uno De los baRcos De celebRit DebiDo a la panDemia Del coviD-19. hoy su viDa está en alta maR y DesDe su camaRote nos na
  Si quiero más (comida o agua) la tengo que pagar de mis ahorros. Si ten- go que comprar shampoo y jabón van de mi bolsillo”.
lucero santiago
Bruno Cruells lleva 62 días que no pisa tierra, se encuentra en su camarote es- perando el vuelo para regresar a su país natal, Argentina.
Al momento de dar esta entrevista, Bruno está varado cerca de Bahamas en el Equinox un crucero de Celebri- ty, compañía en la que trabajaba desde hace dos años.
Su historia inició el 28 de noviembre del 2019 cuando decidió subir al barco para trabajar como director musical por seis meses.
Sin embargo, la pan- demia del Covid-19 lo alcanzó el pasado 13 de marzo de 2020 cuando Royal Caribbean Cruises suspendió todas las sali- das de sus navíos.
Al día siguiente, cuen- ta el artista, se bajaron todos los pasajeros y con ello iniciaría esta amarga experiencia.
“El barco está sin pa- sajeros desde hace dos meses, la industria de cruceros está parada y en el nuestro sólo que- dan tripulantes (cerca de3mil)ycadadosse- manas nos dirigimos a Miami por provisiones.
“Sale quien tiene que recibir la mercancía, no- sotros no podemos ba- jar del barco y hace 62 días que no piso tierra. Lo que esperamos es tener un vuelo que esté aprobado por el gobier-
no Argentino”, cuenta Cruells a Periódico Viaje.
CUARENTENA EN ALTAMAR
En esta ocasión estar en altamar a bordo de un crucero no es una experiencia agradable, pues específicamen- te consiste en vivir en un camarote pequeño, recibir alimentos en la puerta y no poder salir
de la habitación. Pareciera que fuese
sacado de una película; pero en esto se convirtió el día a día de Cruells y
su novia Julia, cinco días después de que el 23 de marzo se confirmara el primer caso de Covid-19 a bordo.
“Eramos dos en un cuarto muy pequeño, sin ventana las 24 ho- ras. Estuvimos alrede- dor de 22 días sin salir, recibiamos comida en la puerta”, cuenta.
“Esa cuarentena duró treinta y tres días de los cuáles cinco pasa- mos sin luz natural y el resto sin poder respirar aire fresco; la percep- ción del tiempo y el hu-
mor se vieron drásticamente afectados; Julia lloraba a diario y yo la contenía, aunque lloraba a veces también”, afirma Bruno.
Aunado a este problema recibió
la noticia de que,
al igual que varios integrantes de la tri- pulación, a partir del pasado 25 de abril ya no recibiría su sueldo y además lidiaba con las llamadas de atención que le hacían llegar para
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