Noveno lugar y vamos por Reino Unido y Alemania

 
Redacción
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Este fin de semana llegó a la Ciudad de México el jordano **Taleb Rifai**, secretario general de la Organización Mundial de Turismo, para recibir un Doctorado Honoris Causa en la Universidad Anáhuac, en donde la Facultad de Turismo y Gastronomía está a cargo de **Francisco Madrid**.



**Rifai** aprovechó la estancia para reunirse con el presidente **Enrique Peña Nieto**, a quien le informó lo que aquí adelantamos hace un mes: que el año pasado México ganó una posición más en el ranking global de los países que más turistas extranjeros reciben.

De manera que, si hace poco la buena noticia había sido el regreso de nuestro país al top ten mundial en esta categoría, ahora la buena nueva es que en 2015 superamos a Rusia para colocarnos en la novena posición.

Qué lejanos se ven aquellos días en que en la Secretaría de Turismo
–cuando estaba a cargo de **Gloria Guevara**– se rasgaban las vestiduras ante el anuncio de que en 2012 se habían perdido tres escalones, con lo cual México salía del grupo de los diez primeros para caer al lugar trece.

Pero en realidad no ha pasado tanto tiempo, apenas tres años en los cuales nuestro país ha mostrado una gran capacidad de recuperación en un lapso muy corto y de una manera casi milagrosa.

México se fue rezagando porque durante los últimos quince años su crecimiento fue muy errático, nada consistente y pobre.

En lo que va del presente siglo, únicamente en un caso (2004) alcanzó un crecimiento de dos dígitos (10.46 por ciento) en número de turistas, aunque esto se dio luego de tres años consecutivos de crecimiento negativo.

Todo el sexenio de **Felipe Calderón** el sector turístico anduvo dando tumbos, afectado en gran parte por la percepción mundial de que el nuestro era un territorio violento y peligroso, idea propagada a raíz de la guerra que el entonces presidente declaró al crimen organizado y al narcotráfico.

Con la llegada de **Peña Nieto** se cambió la estrategia de comunicación sobre el tema del combate a la delincuencia y la percepción global sobre nuestro país cambió (aunque la realidad siga prácticamente igual).

Este giro se reflejó en los indicadores turísticos: en el primer año del actual mandatario (2013) la llegada de turistas aumentó 3.2 por ciento, luego de que en 2012 el crecimiento había sido de cero y en 2011 de únicamente 0.5 por ciento; y en el segundo año se dio el gran salto al registrar un aumento de 21.5 por ciento, cuando el promedio de crecimiento mundial ronda el cuatro por ciento.

Este gran salto nos regresó al top ten y con un crecimiento –también notable– de 9.5 por ciento el año pasado, nos alcanzó para rebasar a los rusos y quitarles la novena posición.

La pregunta ahora es si México puede seguir avanzando lugares y acercarse a la utópica meta calderonista de entrar el selecto club del top five en 2018, con 50 millones de turistas y 40 mil millones de dólares en ingresos (el año pasado la captación fue de 17 mil 457 millones).

La respuesta, sin duda, es positiva. El siguiente objetivo sería el Reino Unido, que ocupa la octava posición con 33 millones 950 mil visitantes, solamente un millón 805 mil turistas más que México, lo cual lo hace una meta factible, principalmente porque en los últimos dos años México ha crecido a mayores tasas y su inercia es mucho mayor en este momento que la de los británicos.

Inclusive, el séptimo lugar, que posee Alemania, no se ve tan lejano con sus 34 millones 970 mil visitantes, una diferencia de dos millones 825 mil con México.

Ambos objetivos son alcanzables en un lapso de uno a tres años, claro, siempre y cuando mantengamos niveles de crecimiento por arriba de la media mundial y de lo que alcancen el Reino Unido y Alemania anualmente.

Sin embargo, no hay que confundir con la afirmación que hace unos días, en entrevista, le hizo el secretario de Turismo, **Enrique de la Madrid**, a **Everardo Martínez** en estas páginas de EL FINANCIERO, acerca de que para 2020 México puede alcanzar los cien millones de turistas, ya que claramente señaló que se refería al turismo doméstico, no a los que llegan de afuera.



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