MADRID.– Hace unas semanas un grupo de empresarios y promotores turísticos de la Riviera Maya, en donde Marc Murphy es el director de la Oficina de Visitantes y Convenciones (OVC), acudió a su primera reunión con Claudia Ruiz Massieu.
La secretaria de Turismo escuchaba la vieja historia sobre las asimetrías entre los recursos que recibe la promoción del Caribe mexicano y lo que sucede con el resto del país.
En el encuentro estaba también Carlos Joaquín, subsecretario de Operación Turística y ex presidente municipal de Solidaridad-Riviera Maya; entonces alguien se dio cuenta y dijo: “Oigan, el subsecretario es de Quintana Roo”.
La historia viene a cuento porque mañana inicia la Feria Internacional de Turismo de España (Fitur) y el tema para muchos no es cómo lograr que vayan más españoles a México, sino aprovechar el momento para acercarse a la nueva titular de Sectur.
A su arribo a esta ciudad, Ruiz Massieu marcó una diferencia con su antecesora a través del respeto y la importancia que le dio a las formas.
De tal manera que comenzó su agenda una visita al embajador de México en España, Rafael Ramírez Acuña. Durante cuatro días, la funcionaria se reunirá también con algunos de los inversionistas españoles que más recursos invierten en México y donde el próximo anuncio se prevé que venga del grupo OHL, con una nueva propiedad frente al complejo de Maya Coba, precisamente en la Riviera Maya.
Además tomará contacto con la Organización Mundial de Turismo (OMT) y su secretario general que es Taleb Rifai.
También se encontrará con los titulares de la secretarías estatales de turismo, que en buena medida estarán presentes en el evento.
Uno de los retos pendientes es cómo, sin descuidar los destinos mexicanos más exitosos en el extranjero, que son el Caribe mexicano y la Ciudad de México, lograr más afluencia al resto del país.
En este caso un enfoque nuevo sería no quitarle recursos para promoción a los anteriores, con un supuesto enfoque de justicia que sólo debilitaría al país en su conjunto, sino cómo establecer rutas a partir de estos dos destinos.
Quizá sería difícil que un viajero internacional tomara como destino final a Durango o Aguascalientes; en cambio, se podrían establecer rutas desde el Distrito Federal.
En el pasado el aeropuerto de Cancún ya ha sido el hub para visitar Yucatán, Chiapas y Campeche; de hecho, Quintana Roo lleva más turistas a Chichén Itzá que Mérida.
Los Cabos, en el mismo sentido, está interesado en impulsar un vuelo desde Cancún dirigido al mercado brasileño.
Lo que hace falta es una visión comercial renovada en lugar de seguir empantanados en un regionalismo, donde una multitud de destinos pequeños quiere debilitar a los que hoy generan más negocios.
