Las deudas de Ebrard con el turismo

 
Carlos Velázquez
hrs.

Cuando era jefe de Gobierno de la CDMX, Marcelo Ebrard inauguró el hotel St. Regis y, en esa cena, Laura Rodríguez y yo estuvimos como periodistas invitados en la mesa de los inversionistas y el ahora precandidato presidencial de Morena.



El político sabía poco de turismo, pero se comunicó bien y los empresarios quedaron encantados escuchándolo sobre el potencial de la Ciudad de México.

Como titular de Relaciones Exteriores le quedó a deber al turismo, porque mordió algo parecido al “fruto del árbol envenenado”.

La promoción del turismo no debe correr por los mismos carriles que la política exterior y cuando el presidente Andrés López Obrador le encomendó esa tarea debió haberse negado.

Tere Solís, directora de Turismo para Deloitte, escribió su tesis de licenciatura en la UNAM sobre el tema.

¿Una secretaría que comanda una relación diplomática compleja como la que tiene México con EU puede, por ejemplo, defender con eficacia los derechos de los migrantes indocumentados asediados por el gobernador Abbott, de Texas, y luego invitarlo para que venga con sus cuates a las playas mexicanas?

La respuesta es, “obvio no”, pero, además, Ebrard nombró a Ignacio Cabrera como director de promoción turística y cuando fue a ver a Miguel Torruco, titular de Turismo, éste, literalmente, rompió su tarjeta de presentación y la tiró a la basura. En una escena melodramática, como el capitán Ahab luego de haber perdido una “pierna” que se llamaba Consejo de Promoción Turística, le dijo: “El conductor de esa tarea soy yo”.

Ya con Ebrard usó otro tono, más cuando el canciller dijo que tenía cien millones de pesos para invertirlos en promoción; pero la realidad fue que ese dinero nunca llegó y que la presidencia alterna del Consejo de la Diplomacia Turística mató al organismo antes de que naciera.

Luego hubo cursos de promoción turística, para que embajadores y cónsules sacaran en sus ratos libres sus “pompones” de porristas del turismo. Pero sin recursos para campañas digitales, manejo de crisis, alianzas con aerolíneas o con touroperadores, el trabajo de los diplomáticos ha sido poco efectivo.

Recientemente, para muestra basta un botón, Ahmet Bolat, presidente de Turkish Airlines, dijo que su problema para crecer en México es que muchos mexicanos desean ir a Turquía, pero que los aviones regresan vacíos porque no se promueve que los turcos vengan a México.

Ebrard acató también la orden presidencial de reponer el requisito de visa a los brasileños, lo que le está costando millones de dólares al turismo de Quintana Roo.

Pero cuando el Consejo Nacional Empresarial Turístico le explicó a Ebrard el problema, éste se molestó y dijo que la solución serían las visas electrónicas, que siguen pendientes.

Hoy, Ebrard es la esperanza para que el sucesor de López Obrador, si es que viene de Morena, impulse las causas económicamente más productivas.

Aunque sobre el turismo debería oír a algunos expertos con la misma atención que le pusieron aquellos inversionistas en la inauguración del St. Regis.

DIVISADERO

MEGAEVENTO. Paul Van Deventer, CEO de Meeting Professionals International; Javier Aranda, director del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo, y Carina Bauer, CEO de IMEX Group, encabezaron la inauguración de WEC 2023 (World Education Congress) en la Riviera Maya.

Son más de dos mil 400 profesionales, un récord desde que acabó la pandemia.

VACACIONES. Esta columna regresara el próximo 26 de junio.



hrs.

Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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