En los últimos seis años el número de hectáreas sembradas de vides para la producción de vino en México pasó de seis mil 800 a nueve mil y el enoturismo y los proyectos inmobiliarios contribuyeron a ello.
Salomón Abedrop, presidente del Consejo Mexicano Vitivinícola (CMV), lo tiene claro: su bodega Hacienda Florida en Coahuila, genera 12% de sus ingresos a través del turismo y 3% más vía las ventas por internet.
El resto proviene de las tiendas, pero allí hay que pagar el costo del transporte, casi 27% de impuestos por el marbete y las grandes cadenas acostumbran liquidar las facturas a 60 días, así es que los márgenes de ganancia se reducen considerablemente.
También las botellas que venden en los expendios de las bodegas salen con marbete; pero la ley no prevé ese impuesto para el vino que se consume en las catas dentro de ellas, además de que los visitantes pagan por la comida y otros artículos.
Así es que paradójicamente en el sexenio pasado, se acabaron los subsidios de Conagua para equipar pozos o instalar sistemas de riego y fue cerrada Financiera Rural, pero los empresarios mexicanos siguieron invirtiendo en esta actividad.
Hoy 39.9% del consumo de vino en México corresponde a etiquetas nacionales y el competidor más cercano, España, participa con 23%.
Abedrop dice que esto es consecuencia de que la calidad y la mercadotecnia han mejorado, en un periodo en que también el tipo de cambio encareció al vino nacional en los mercados foráneos y también por el crecimiento del enoturismo.
Ya son muchas las regiones de vino en México y en todas ellas hay rutas y se celebran bodas y otros eventos.
Hoy no sólo se produce vino en los valles de Guadalupe y Santo Tomás o en Parras; sino en Jalisco, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Chihuahua, Nuevo León, Zacatecas y San Luis Potosí, por mencionar algunos casos.
Abedrop considera difícil que abran viñedos en Chiapas o Tabasco, de clima selvático, pero cuenta que el gobernador de Nayarit ya lo invitó a dar su opinión sobre un proyecto vinícola.
¡Pues suerte con eso!, dice riéndose, dado que las temperaturas elevadas y el exceso de agua son enemigos de las uvas.
También reconoce que hay más proyectos inmobiliarios, pues está de moda adquirir casas junto a los viñedos.
Incluso el enoturismo está ayudando a compensar los días de bajas ocupaciones de los hoteles y en Saltillo, donde proliferan las armadoras de autos, antes los cuartos se llenaban de lunes a viernes y los fines de semana sólo 15% estaban rentados.
Ahora el interés por visitar las bodegas ha contribuido al crecimiento de las ocupaciones a más del 60% entre viernes y domingo.
Además de la calidad del vino mexicano y el buen servicio, otra ventaja es la gran riqueza de la gastronomía que ofrece maridajes muy diferentes en varias partes del país.
El CMV espera reunirse con el nuevo secretario de Agricultura pues si tuvieran el respaldo gubernamental podrían crecer más.
También está trabajando para reproducir las vides, juntos con dos grupos franceses, pues un brote importado de Europa cuesta cuatro euros y desarrollado en México menos de la mitad.
A pesar de una tendencia a la baja en el consumo del vino a nivel mundial, Abedrop ve un futuro interesante en México para esta actividad que genera 500 mil empleos agrícolas anualmente.