Raúl Bermúdez, quien fue separado de su cargo como director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), hoy es objeto de fuertes críticas, pero hasta hace poco nadie quería confrontarlo.
Quienes han tratado con Rogelio Jiménez Pons, director general de la institución, saben que se trata de un personaje amable y con un discurso conciliador; completamente lo opuesto a Bermúdez.
Aunque indudablemente es un hombre cercano al titular del Fondo, quien incluso dos o tres veces le llamó la atención por algunos de sus arrebatos; pero más en el tono de un hombre experimentado que busca enseñar a un joven impetuoso para que le vaya mejor.
Así es que muchos prefirieron pasarle decisiones, como rentar en Airbnb la casa de Fonatur en Cancún que ahora está detonando su salida.
En realidad, son tres “cabañas ecológicas” que se construyeron durante el sexenio de Felipe Calderón, cuando se quejó de que el presidente Vicente Fox había vendido todos los inmuebles donde vacacionaba el Jefe del Ejecutivo mexicano.
Las tres “cabañas”, habitaciones con todas las comodidades, están en la tercera sección de Cancún junto a lo que ahora se conoce como el parque Wet ‘n Wild en la llamada playa Fonatur que es la única pet friendly de la plaza.
Así es que los amantes de los perros vieron cómo el año pasado se llevó a cabo en esas cabañas una concurrida boda en el mes de diciembre y cómo en este verano se realizaron varias fiestas multitudinarias, como si no existiera pandemia.
Igualmente escandaloso fue que Fonatur, habilitó a la empresa privada Mavel SA para que fuera la única autorizada para hacer las pruebas Covid en la zona hotelera pues le daba a Bermúdez cinco dólares por cada una de las aplicaciones.
La situación se hizo pública cuando se prohibió a Medexlab, un laboratorio con el que trabajaba el gobierno del estado, aplicar siete mil pruebas gratuitas para crear una burbuja sanitaria.
Mavel también se encuentra vinculada a la renta de unas patinetas eléctricas en la zona hotelera y a la renta de máquinas expendedoras de alimentos, que generaron quejas por parte de los hoteleros.
Bermúdez incursionó en otras actividades cercanas a la extorsión, como sucedió por ejemplo durante la construcción del Hotel Breathless Cancún que abrió recientemente.
El año pasado, durante la construcción del hotel, una de las empresas responsables del proyecto tuvo que tirar cinco metros de banqueta para introducir a la propiedad unos equipos y como se acostumbra en esos casos avisó con una carta que lo haría, pero que inmediatamente repararía el daño.
Sin embargo el director de Fonatur reaccionó diciendo que la institución reconstruiría la banqueta y que la constructora le tendría que pagar casi un millón de pesos, cuando el precio comercial era cinco veces menor.
Hoy Jiménez Pons ha recibido sendas cartas de Fundadores de Cancún AC, que preside Carlos Cardín, y de la Asociación de Hoteles de Cancún, que preside Roberto Cintrón, celebrando su decisión de haber separado a Bermúdez de su cargo.
También es probable que pronto se conozcan más historias de este personaje, pues sería inaceptable que regresara a su cargo pues además era el responsable del Tren Maya en Quintana Roo.