La crisis de los cruceros en el Pacífico mexicano

 
Alonso Gordoa
hrs.

Los puertos de cruceros en México, sobre todo en la región del Pacífico, atraviesan por una crisis que deberá obligar al próximo gobierno a impulsar un nuevo modelo antes de que el mercado “hunda” esta actividad.



En 2011, por ejemplo, el número total de visitantes en cruceros se redujo 11.17 por ciento, según el Banco de México, y la sangría no ha terminado, pues entre el primer bimestre de este año y el del pasado ya hubo otro ajuste de 1.58 por ciento.

En términos de ingresos, la caída del año pasado fue de 15 por ciento, y entre enero y febrero ya hubo otro ajuste de 5.66 por ciento contra el primer bimestre de 2011.

La reacción de las autoridades turísticas en entidades como Sinaloa ha sido buscar el acercamiento con las navieras, habitualmente agrupadas en The Florida-Caribbean Cruise Association (FCCA).

Con el argumento de que son empresarios y no hermanitas de la caridad, los directivos de las navieras han pedido la condonación de cuotas de arrastre y demás servicios en los puertos.

Estas y otras medidas mantienen vivas algunas operaciones, pero no es una solución de fondo.

Los titulares de Turismo y gobernadores de las entidades que rodean al Mar de Cortés también han hablado sobre desarrollar nuevas rutas en el llamado “acuario del mundo”.

Ciertamente la posibilidad de visitar esta región podría atraer nuevos viajeros, pero también es una solución parcial debido a la fragilidad de sus ecosistemas.

Como sucede, por ejemplo, con los cruceros a la Antártida, si llegan los barcos para recorrer nuevas rutas también habrá que establecer reglas para no dañar ni los atractivos naturales ni la fauna marina.

El gobierno de Sonora, por su parte, contrató a Rodolfo Elizondo, ex secretario de Turismo, para que desarrolle el proyecto de un homeport en Puerto Peñasco.

Mientras que la naviera Carnival ofreció desarrollar otro en Puerto Cortés, en la Península de Baja California pero del lado del Pacífico.

Sólo que lo condicionó a los permisos para otro homeport en Calica, en la Riviera Maya, lo que ya derivó en la oposición de los hoteleros.

Incluso el de Baja California no está exento de complicaciones, pues estaría en una isla donde mantiene una fuerte presencia la Secretaría de Marina.

Ante lo complejo del caso, hay quienes recuerdan los casos de éxito de Australia o Barcelona, pero el primero ha desarrollado sus servicios como homeport sin competencia en esas latitudes y el segundo está ubicado en un sitio, el Mediterráneo, con múltiples atractivos y pocas horas de navegación entre uno y otro.

Los destinos mexicanos de cruceros necesitan renovar sus productos turísticos, además de tener costos de operación elevados.

Su problemática es estructural y no coyuntural y hace falta para resolverla mucho más que buenas intenciones.



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