Ante la indignación que provocó entre los empresarios turísticos de Yucatán el empecinamiento de la titular del ramo, Michelle Fridman, por imponer a Eduardo Yarto al frente del Fideicomiso de Reuniones, su jefe le corrigió la plana.
Fue el gobernador del estado, Mauricio Vila, quien actuó no para reponer a Raúl Paz, como pretendían los cinco miembros del sector privador representados en la junta del Fideicomiso, sino a Gabriel Roseli Ramírez, un yucateco miembro de una familia respetada en esa entidad.
Pero Fridman, no se quedó con los brazos cruzados y ya está reviviendo la Oficina de Convenciones y Visitantes (OVC) y anunció que allí estará Yarto, su ex cliente en Eme Media la agencia de relaciones públicas que ella fundó y que él tenía contratada como secretario de Turismo de Zacatecas.
Esta decisión no sólo sigue generando suspicacias, sino que ahora muchos afirman que Fridman no es oriunda de la CDMX sino tapatía, por aquello de que “Jalisco nunca pierde y cuando pierde arrebata”.
Pero lo grave es que se estarán pulverizando los recursos para promoción, que antes de la pandemia ascendían a unos 50 millones de pesos al año producto del impuesto del 3% al hospedaje.
Este año podrán ascender a entre 70 y 80 millones, porque el impuesto aumentó al 5%, ha crecido la oferta de cuartos y además ya están pagando los dueños de propiedades que se rentan a través de Airbnb.
Hasta ahora la mitad de esos fondos iban para el Fideicomiso de Reuniones y la otra la administraba la Secretaría de Turismo, pues el Fideicomiso de Promoción Turística era un consejo sin estructura.
Con estos cambios el dinero se repartirá entre más jugadores y además se creará una oficina con una estructura y gastos administrativos, incluyendo un salario que seguramente no le disgustará al señor Yarto.
Lo peor del caso es que ahora también se está abriendo una oficina de promoción turística municipal en Mérida, cuyos atractivos son el eje de promoción para el estado de Yucatán.
Allí también habrá duplicidad de esfuerzos; un desorden magistral diseñado por dos gobiernos panistas, cuyos funcionarios parecen empeñados en darle argumentos a Morena; para que en las próximas elecciones salga conque la promoción turística es un “botín” para unos pocos ganadores.
Divisadero
Reportur. Los periodistas siempre deseamos ganar la nota principal es un medio, aunque es infrecuente recibir el lugar de honor por una nota ya publicada y en un sitio distinto a donde colaboramos.
En todo caso hay que reconocer el buen gusto de Reportur, un periódico digital del trade turístico, propiedad del español Rafael Caballero, porque varias veces le ha dado ese lugar de privilegio a la información publicada en esta columna.
También hay que aceptar con humildad el crédito recurrente por tan peculiar distinción; aunque ya parece un exceso que el autor de Veranda esté siendo sujeto a reclamos porque Reportur puso encabezados estridentes como pasó esta semana.
Aunque nace igualmente la esperanza de que Reportur le envíe a Veranda un emolumento no pedido, para completar su “circuito de prácticas raras”.
Sobre todo porque Caballero asegura que su “Grupo Preferente es el primer editor de información turística en español y el de más audiencia a nivel mundial”. Algo así como El País con bronceador, gafas de sol y camisa floreada.
