Salón TIC Arturo Velásquez
En ocasiones las crisis sacan el lado más creativo de los seres humanos. El brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) se ha extendido ya a más de 110 países, con más de 113 mil casos confirmados y tres mil 996 defunciones de acuerdo con el Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas (CSSE) de la Universidad Johns Hopkins. Esto ha motivado que muchas empresas busquen la forma de evitar la propagación sin dejar de ser productivos.
Dentsu, la red de agencias de publicidad japonesa, quinta más grande del mundo, con más de 60 mil empleados, anunció a finales de febrero que unos cinco mil colaboradores de su oficina central en Tokio trabajarían a distancia, después de que un empleado diera positivo para COVID-19.
Nancy Messonnier, alta funcionaria del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, ha sugerido recientemente que las medidas prácticas que las empresas pueden tomar incluyen reemplazar las reuniones en persona con videoconferencias o llamadas telefónicas y que es importante permitir que los empleados trabajen a distancia.
En España, Ericsson ha enviado a casa, de manera preventiva a los 200 empleados que trabajan en su oficina de Málaga después de que una empleada de su sede de Croacia ha dado positivo al virus. La lista de compañías que se suman a esta tendencia crece día con día.
El concepto del teletrabajo no es nuevo, surgió en la década de los setentas, por la crisis del petróleo, pero a pesar de que muchas empresas lo utilizan, no ha sido del todo aceptado. Requiere un alto grado de responsabilidad de los empleados, pero también el uso adecuado de herramientas que permitan mantener la comunicación y el control de los avances.
Es importante que las empresas tomen conciencia de esta posibilidad; las áreas de recursos humanos deben revisar aspectos legales sobre esta práctica y los departamentos de tecnologías de la información seleccionar las herramientas más adecuadas de acuerdo con las características de cada organización, asegurarse de que estén instaladas en los equipos de cómputo y dispositivos móviles del personal y que resultan seguras para evitar comprometer información sensible. Idealmente, esto debería hacerse antes de tener que hacer uso de ellas por alguna contingencia.
Este artículo fue publicado en la edición de abril de Periódico Viaje: