La razón principal que explica el origen de las visas es la seguridad de los países; pero los adelantos tecnológicos han ayudado a resolver esta necesidad de forma más eficiente alentando los viajes, algo en lo que también podría haber un retroceso en los próximos años.
Según un reporte de la Organización Mundial de Turismo (OMT), publicado el año pasado, 18% de los viajeros del mundo podía hacerlo sin visa y 21% no requerían de un visado tradicional.
De estos últimos 15 puntos porcentuales correspondían a aquellos que pudieron obtener dicho documento a su llegada al país de visita y los restantes a quienes pudieron tramitarla de manera electrónica.
En ese momento la OMT reconoció cifras nunca antes vistas, que marcaban una tendencia correcta en el sentido de facilitar el tránsito de los viajeros en el planeta.
No obstante, el organismo planteó lo siguiente:
“Aunque los avances de los últimos años en este ámbito son notables, todavía quedan áreas de mejora en las que los destinos de todo el mundo pueden promover una experiencia viajera más segura y con menos obstáculos. En particular, la OMT recomienda a los destinos que se centren en una segmentación más estricta de los viajeros, en mejorar los trámites de solicitud de visado y los procedimientos de entrada, en aprovechar las oportunidades de integración regional y, finalmente, en proporcionar información precisa y accesible al turista”.
Ahora el escenario es de cambio, pero en sentido inverso.
La orden ejecutiva que emitió el presidente **Donald Trump** para prohibir la entrada a Estados Unidos de viajeros provenientes de siete países mayoritariamente musulmanes, fue el primer aviso de un escenario de retroceso.
Aunque la orden ejecutiva fue temporalmente frenada por un juez de Seattle, se convirtió en una alerta que ya está siendo analizada por varios países.
La semana pasada, el Parlamento europeo planteó la necesidad de que sus miembros le impongan visa a los estadunidenses por una situación previa, que es la exigencia de visa de este último a los ciudadanos de Polonia, Rumania, Croacia, Chipre y Bulgaria, miembros de la Unión Europea.
Aunque se trata de una disposición que no es obligatoria y que deberá emitir por separado cada uno de los países miembros, abre la puerta para que puedan tomar esta medida más rápidamente.
Si lo que busca Estados Unidos es reforzar su seguridad, debería seguir trabajando en el desarrollo de nuevas opciones de segmentación de los turistas, captación y procesamiento de información y del establecimiento de opciones como las revisiones biométricas.
En cambio, lo que está sucediendo es que está creciendo la tensión con otros países que son emisores importantes de turistas hacia Estados Unidos.
México, en la medida que no está involucrado en esta problemática, podría incluso resultar beneficiado en caso de que los países europeos y Estados Unidos comiencen a establecer barreras de entrada a sus respectivos habitantes.
Sin embargo, el resultado neto terminará siendo negativo para todos, pues en la medida en que el turismo caiga se generarán menos empleos y crecimiento económico.