En esta temporada del año, una de las tendencias en los viajes es visitar lugares que se consideran siniestros, ya sea porque fueron escenario de alguna catástrofe y han quedado abandonados o porque tienen fama de estar habitados por energías sobrenaturales.
Todos esos sitios macabros se engloban en el segmento de Tanatoturismo o Turismo Oscuro, lo que quiere decir que tienen alguna relación con la muerte y el morbo. Álvaro López López, geógrafo e investigador de la UNAM, comentó en entrevista que lo que mueve a la gente a vivir ese tipo de experiencias es una inherente curiosidad por lo desconocido.
Por otra parte, el Turismo Oscuro es visto como una forma de explotación económica, ya que los empresarios pueden utilizar las reacciones emocionales de los visitantes para generar ganancias y reactivar la actividad comercial en zonas que han sido devastadas.
Les compartimos tres experiencias para practicar el Tanatoturismo en México y en otras partes del mundo que retan el valor de cualquier viajero.
JAPÓN
Aokigahara o El Bosque de los Suicidas, no es un sitio para hacer un picnic, pues muchos de los visitantes que se dirigen a ese lugar tiene como objetivo morir. Se dice que 100 personas se suicidan anualmente en la profundidad del bosque, de hecho, las autoridades japonesas han colocado numerosos letreros de advertencia en varios idiomas para que las personas con la intención de suicidarse recapaciten y traten de buscar otra salida.
Los tanatoturistas que llegan al lugar pueden encontrar en su camino cadáveres y las sogas de los ahorcados, las cuales se quedan colgando de las ramas de los árboles. Aokigahara se encuentra en la base del Monte Fuji y existen poemas con más de mil años de antigüedad que indican que el bosque está maldito y que habitan demonios de la mitología japonesa.
MÉXICO
¿Te atraverías a dormir en la Isla de las Muñecas de Xochimilco? Cuenta la leyenda que en el año de 1950 una turista que se dirigía a la chinampa de Don Julián Santana cayó al agua y se ahogó, la gente del lugar aseguró que el alma de la mujer había quedado en pena y por esa razón se manifestaba en el lugar.
Don Julián encendió veladoras, pero nada funcionó hasta que decidió colocar muñecas alrededor de la chinampa; no tenía dinero para comprarlas así que las recolectó de la basura y los canales. Con los años la chinampa se llenó de piernas, brazos y cabezas de distintas muñecas y eso llamó la atención de los turistas.
Actualmente, el sitio tiene más de dos mil 500 muñecas colgadas en los árboles y en el interior de las cabañas; Don Julián murió hace unos meses, pero su muñeca favorita era Agustina, la cual se puede ver en un altar con forma de trajinera y los visitantes, antes de irse, tienen que dejarle pulseras y ofrendas simbólicas para no llevarse consigo malas energías.
COLOMBIA
Los tanatoturistas son atraídos por los narcotours y el legado que dejó Pablo Escobar y los diferentes productos turísticos relacionados con el narcotraficante; existe un tour que consiste en ir a bordo un taxi donde el conductor es un doble de Escobar, quién imita su forma de hablar y algunos de sus diálogos; el recorrido consiste en simular un escape a toda velocidad para huir de la justicia.
Algunos colombianos están en contra de la promoción que se le hace al narcotraficante, pues dicen que es una mala imagen para el país; sin embargo, en los últimos años han surgido muchos recorridos que siguen los pasos de Escobar y uno de los más polémicos son los tours a cargo de Óscar Cantor, mejor conocido como El Popeye; se trata de un ex sicario que trabajó con Pablo Escobar, quien después de salir de la cárcel decidió dedicarse al turismo y operar rutas para que los turistas conozcan edificios emblemáticos, haciendas y calles de Colombia que fueron el epicentro de las operaciones mafiosas.
Los recorridos existen desde hace nueve años, hay tours de cuatro días y el más corto es de mediodía; se visitan calles en Medellín, Bogotá, la Hacienda Nápoles que contaba en su interior con piscinas, ruedo, pista de aterrizaje, incluso tenía un zoológico particular, en su momento fue un símbolo del poder que tenía el cartel.