Díaz Rebolledo, director de Turismo de la Universidad Anáhuac, defiende la importancia del “capital relacional” y dice que el ser humano jamás será sedentario
Apenas se estaba acomodando al frente del “timón del barco” cuando José Ángel Díaz Rebolledo se encontró, ya como director de la Facultad de Turismo de la Universidad Anáhuac, en el “ojo del huracán” de la pandemia del Covid-19.
En marzo el plantel universitario se quedó vacío y, tras empezar un errático sistema de educación a distancia, lo primero que tuvieron que implementar fueron cursos para que los maestros conocieran los fundamentos de esta técnica.
Hoy, Díaz Rebolledo está convencido de que es imposible conducir todo el proceso de formación de los futuros profesionales del turismo a través de las pantallas de las tabletas o de las computadoras.
Entre las razones que soportan las elevadas colegiaturas de esta casa de estudios, se encuentran la calidad de las instalaciones y también el “capital relacional” que nace de la interacción entre los estudiantes.
También hay clases que se tienen que dar en los laboratorios, los talleres y en el caso de la escuela de gastronomía, que depende de la propia facultad, en las cocinas o en los espacios diseñados para las catas de vinos y destilados.
Por ello, Díaz Rebolledo ha ofrecido a los estudiantes reponer en los próximos meses las prácticas perdidas y reflexiona que, en el futuro, con la “nueva normalidad” tras la pandemia, básicamente habrá que regresar a la facultad.
Claro que la educación a distancia tiene ventajas en cuanto a la optimización del tiempo, sobre todo en una ciudad con las características de la capital de México, así es que no descarta que algunas clases se podrían seguir dando semanalmente a través de los medios digitales.
MOMENTO DE REFLEXIÓN
Díaz Rebolledo consideró que la crisis del nuevo coronavirus, ha provocado un alto en el camino y generado las condiciones para que la humanidad reflexione sobre el futuro de la vida y del planeta.
Aunque también está generando retos educativos, lo que obligará a actualizar los conceptos que se deben incluir, por ejemplo, en un diplomado sobre seguridad turística.
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Antes se hablaba de mallas anticiclónicas, pero ahora habrá que revisar seriamente cómo garantizar la salud de los huéspedes en los hoteles y de los comensales en los restaurantes.
También destacó la importancia de apoyar la formación en las habilidades digitales, que hoy resultan todavía más importantes ante la necesidad de relacionarse teniendo el menor contacto físico posible.
Sin embargo, afirmó que el ser humano seguirá viajando, aunque ello implique grandes cambios en los aeropuertos, en los aviones o en los hoteles. “En la naturaleza del ser humano siempre ha estado viajar, gracias a ello descubrió los lugares más recónditos y colonizó el planeta; yo no me puedo imaginar a nuestra especie siendo sedentaria, aunque tendrá que desplazarse de manera diferente a como lo venía haciendo”.