David Ige, gobernador de Hawái, retrasó la apertura de fronteras al turismo internacional hasta el primero de septiembre debido a rebrotes de Covid-19 en varias partes del estado y más factores determinantes.
La industria de viajes de Hawái está paralizada desde marzo. Anteriormente, el gobernador había previsto la reactivación para el 31 de julio.
A partir del 16 del mismo mes las medidas sanitarias empezarían a relajarse y los proveedores debían empezar a alistarse para su reanudación de actividades.
La única regla para entrar al destino sería salir negativo en una prueba de Covid-19 realizada al menos 72 horas antes de abandonar el punto de origen para Hawái.
Sin embargo, tras una reunión con más mandatarios de la entidad, el gobernador decidió que el estado no estaba listo para recibir turismo.
David Ige atribuyó la decisión a los aumentos repentinos de casos positivos en los principales mercados del destino como lo son California y Nevada.
También se sumó una interrupción de las cadenas de suministro de productos químicos especiales necesarios para las pruebas COVID-19 y un aumento en los casos en Hawái.
Daño financiero en Hawái
El resultado de la paralización de los viajes en el archipiélago es una tasa de desempleo del 22,6 por ciento, la segunda más alta en los Estados Unidos.
De acuerdo a la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, aproximadamente 148 mil personas en todo el estado estaban desempleadas a partir de mayo.
La industria turística (hoteles y restaurantes) representaba un poco más de 114 mil empleos en enero. Para mayo, según las estadísticas del organismo, el empleo en la industria disminuyó un 59 por ciento.
Es decir que al menos 45 personas que trabajaban de manera directa con el turismo perdieron su trabajo. A esa cantidad, advierte la Oficina de Estadísticas Laborales, hay que sumarle los empleos indirectos y los minoristas que dependen del turismo.