Diez personas murieron y 30 se encuentran heridas tras un accidente en Minas Gerais en Brasil. Las personas se encontraban a bordo de lanchas que daban un paseo turístico en el lago de Furnas cuando un fragmento de roca se desprendió e impactó contra cuatro embarcaciones.
La noticia se viralizó pues en redes sociales se comparte el momento exacto en que la roca se desprende y cae sobre los turistas.
De acuerdo a versiones oficiales del Cuerpo de Bomberos de Minas Gerais, dos lachas se hundieron al momento del impacto mientras que otras dos sufrieron daños colaterales.
Según informes del vocero del cuerpo de bomberos, Pedro Aihara, el reconocimiento de los lesionados y quienes perecieron se ha complicado debido a la gravedad de las lesiones.
En las labores de rescate, de una de las embarcaciones fueron rescatadas vivas 14 personas y de la otra, 10.
Las otras dos barcas sufrieron impactos indirectos. De una de ellas fueron rescatados con vida 10 pasajeros, y de la cuarta lancha, 8 personas.
También en concordancia con las versiones oficiales de Brasil, después del impacto trasladaron a las personas heridas a un hospital cercano. La mayoría de ellas recibió el alta el sábado por la tarde.
En cuanto a los desaparecidos, el gobierno confirmó que un equipo de buzos continuará trabajando en el área con el fin de rescatar los cuerpos que pudieran permanecer en el agua.
El desprendimiento de la roca derivó de un fenómeno natural de erosión, el director de la División de Geología Aplicada del Servicio Geológico Brasileño, Tiago Antonelli, mencionó que las lluvias registradas en días anteriores al accidente también pudieron influir.
Sin embargo, también destacó que por seguridad las lanchas no debieron acercarse tanto a los acantilados. Esta postura fue secundada por Joana Sánchez, profesora de geología de la Universidad Federal de Goiás, quien agregó que las autoridades debieron controlar y revisar las condiciones el lugar para evitar accidentes, en especial en la temporada de lluvias.
Por otro lado, ambos concluyeron que los botes debieron haber sido mantenidos al menos a un kilómetro de distancia de la catarata donde ocurrió el accidente.
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