Volaris y su cultura de negocios

 
Alonso Gordoa
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En el mundo de la aviación, parte fundamental del turismo, Volaris está haciendo aportaciones a la cultura de negocios en México con una visión que sale de lo convencional.



Recientemente esta compañía aérea de bajo costo, que dirige Enrique Beltranena, estrenó oficinas en un edificio ubicado en Centro Comercial Samara en Santa Fe.

Resulta interesante la forma como esta empresa es congruente al llevar hasta sus últimas consecuencias su filosofía de optimización de los recursos y traducirlos en lo que ha sido su lema, una aerolínea de alta eficiencia.

Para empezar, allí no existen pomposos escritorios que denoten la importancia de los ejecutivos. Si eres un colaborador de funciones básicas, te toca una mesa que la hará de escritorio; si eres gerente son dos y para los directores tres, que podrán distribuir a su antojo.

Tampoco hay lugares fijos, ni teléfonos, ni cestos de basura y mucho menos dispendio de papel, ya que según Beltranena se esfuerzan por ser una empresa paperless. De lo único que se pueden apropiar es de un locker en el que guardarán algunas pertenencias y su lap top y su diadema al final de la jornada.

Los contados cubículos cerrados que hay fueron decorados por grafiteros que encontraron en los reducidos muros, un espacio de expresión digna de ser admirada.

Los dos pisos que ocupa el corporativo, en el que ahora convergen las cuatro oficinas que tenían tanto en Toluca como en el DF; hacen alarde de creatividad al transformar materiales que otros considerarían chatarra en elementos decorativos de buen gusto.

Por ejemplo, los asientos de las aeronaves en desuso, ahora son cómodas butacas salpicadas en diversas salas de juntas destinadas para reunión superiores a 15 minutos; pero si el asunto a tratar es menor a ese lapso, tendrán que hacerlo de pie alrededor de lo que antes fuera una caja de madera en la que quizá se empacó un motor.

Cajas de herramientas, trozos de madera o uno que otro techo de balsa salvavidas forman los muros que dividen en islas ese gran galerón en el que todos conviven en una sana privacidad, ya que cuentan con un sistema de ruido inducido que provoca un silencio aparente.

Las llantas son reutilizadas como base de mesas o bien como columpios que cuelgan de lazos de acero, para los inquietos que requieren del movimiento para trabajar.

Los pocos muros existentes expresan la vocación del área que resguardan, en ellos se pueden encontrar frases que usan como eslogan en sus campañas como el de la entrada: “Acéptalo, tu abuelita nunca va a tener mail para comunicarse. Visítala más seguido”.

Con este tipo de mensajes, Enrique, como le llaman familiarmente sus colaboradores, pretende que recuerden las necesidades de los diversos usuarios de la aerolínea.

Todo esto genera, al final, un ambiente relajado y altamente productivo. Un dato notable más, en promedio los salarios de sus colaboradores son 40% inferiores a las aerolíneas tradicionales que operan en México.

Sin embargo ésta, y no las otras, es reconocida como uno de los mejores sitios para trabajar en el país. Un asunto más para reflexionar.



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