Una utopía redactada en la Sectur

 
Carlos Velázquez
hrs.

La Secretaría de Turismo, que encabeza Miguel Torruco, concluyó el Programa Nacional de Turismo para este sexenio, que sorprende más por lo que falta que por lo que está plasmado.



La dependencia tiene una visión crítica respecto a un sector turístico concentrado en unos cuantos destinos, que considera podría contribuir mucho más a resolver la pobreza y que tampoco ha permitido a los mexicanos de bajos ingresos viajar por su país.

Así es que, como en la Utopía de Tomás Moro, la dependencia imagina cómo será el turismo en México en el 2024:

“El gobierno de la 4T ve un país con destinos turísticos convertidos al enfoque sostenible, empresarios y población conscientes de su capacidad de modelar su desarrollo y el disfrute de sus derechos, con niveles de bienestar superiores al pasado, una institución saneada y confiable, vinculada con la sociedad participativa afín al sector e involucrada en el ejercicio del poder público”.

Como el párrafo citado arriba, hay otras muchas ideas sobre un deseable mundo turístico sin corrupción, donde prive la fraternidad entre los seres humanos, todos podamos viajar y haya abundancia compartida.

Sin embargo, no están los cómo; pues aunque hay muchas “acciones puntuales”, la dependencia ni cuenta con presupuesto para ejecutarlas ni con el andamiaje legal para obligar a que otros las ejecuten.

Esos “otros” serían los estados, los municipios y las empresas; aunque en el caso de los dos primeros, el pacto federal es insuficiente para obligar a todos los gobiernos a alinear su visión al documento de Sectur.

Partiendo de que de esos cinco destinos que, según la dependencia, concentran 76.7% del turismo internacional (CDMX, Cancún, Vallarta, Mazatlán y Los Cabos) tres son gobernados por partidos emanados del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano o cuatro si se refiere a los estados.

Para no hablar de las empresas, en donde los propietarios buscan satisfacer al mercado que, como sabemos, no se mueve por las decisiones políticas.

Entre las decenas de “acciones puntuales” plantea, por ejemplo, “modernizar” el marco normativos para “aplicar las sanciones derivadas del incumplimiento a la normatividad turística a través de la sustanciación del procedimiento administrativo de infracción en los plazos legales”.

Por tanto habría que modificar varias leyes para que Sectur pudiera cobrar multas, lo que en el pasado ya dio origen a “mordidas” y demás formas de corrupción.

Pero además la crisis del Covid-19 ni siquiera fue diagnosticada y menos incluido un plan de recuperación que hoy es indispensable.

Así es que este “programa”, en el mejor de los casos desarrolla una perspectiva ideológica que recuerda a otros momentos de la historia y que incluye muchas intenciones aunque probablemente terminará arrumbado en algún cajón de la historia.

Divisadero

Campeche. Ahora esta entidad del Sureste obtuvo el Sello de Viaje Seguro del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), que tienen también Yucatán, Quintana Roo y Baja California Sur. Una tarea en la que trabajó activamente Jorge Manos, el secretario de Turismo de la entidad, quien aseguró que Campeche se está reinventando para garantizar la salud de la población y los visitantes.



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Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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