Mientras el gobierno de Tabasco dio marcha atrás a su decisión de abrir los centros comerciales por el aumento de casos de Covid-19; el secretario de Turismo José Nieves celebró haber obtenido el Sello de Viaje Seguro de la Organización Mundial de Viajes y Turismo (WTTC).
El funcionario dijo: “Nos congratulamos de que gracias a la acuciosidad y trabajo en equipo entre el gobierno del estado y empresarios, en el marco de los protocolos establecidos por Salud y Sectur federales ahora recibimos el sello de WTTC”.
Este caso lleva a un tema de preocupación entre expertos y consiste en cuáles son los mecanismos de verificación que está utilizando el organismo internacional, que presidente Gloria Guevara, para otorgar el valorado Sello.
Rosario Graham, la abogada que mejor conoce la legislación turística en México, dijo a este espacio que si no hay mecanismos de verificación una norma es imperfecta.
Graham pregunta si la metodología de WTTC es sólida para avalar a un destino y advierte que un reconocimiento inconsistente es peligroso, porque está en juego la vida y la salud de los viajeros.
El Sello de WTTC es una gran idea para generar confianza a partir de un organismo internacional relevante, pero también sería altamente indeseable que se pervirtiera por falta de los mecanismos de verificación.
Divisadero
La lista de acreedores de Aeroméxico detallada en el documento mediante el cual se acogió al Capítulo 11 de la legislación estadounidense, incluye a la Tesorería de la Federación; Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) y al Sindicato de Pilotos, como parte de una lista de 28 empresas e instituciones que suman un monto de mil 523 millones 873 mil 510 dólares.
La aerolínea que dirige Andrés Conesa tomó la decisión de ser transparente en este proceso, ofrecer información constantemente y además está comunicando a los distintos actores de la industria turística que esto es una estrategia, precisamente para mantenerse en operación y tener futuro en el mercado.
Hay muchas empresas que han salido airosas de procesos similares, aunque por desconocimiento o dolosamente proliferan quienes ya están hablando de una quiebra.
Canaero. En la vorágine de información que se ha generado sobre el turismo, la aviación y la pandemia del Covid-19, fue sorpresiva la desaparición en términos prácticos de la Cámara Nacional de Aerotransporte (Canero).
Aunque se comunicó una reestructuración bajo el paraguas de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), cuyo country manager en México es Cuitláhuac Gutiérrez, la realidad es que su oficina tomó el control de las tareas de Canaero.
De hecho le dieron las gracias a Luis Osorio, director de Canaero y a su equipo, aunque Luis Noriega se mantiene con la posición honoraría de presidente.
Entre las piezas que quedan sueltas están, por ejemplo, qué sucederá con la aviación privada dado que las compañías que trabajan bajo el concepto de aviación general, no forman parte de la IATA.
También cómo queda Interjet, aerolínea que se separó de Canaero por diferencias con Aeroméxico y que sí forma parte de IATA, aunque le deba un dinerito.
