Playa del Carmen no es Noruega

 
Carlos Velázquez
hrs.

En estados donde el turismo es el motor de la economía y los ingresos per cápita estaban entre los más altos de México antes de la pandemia, a 11 semanas de las elecciones muchos trabajadores siguen simpatizando con el antiturismo de Morena.



Encuestas profesionales realizadas entre empleados de hoteles de algunos destinos líderes están revelando que más del 50% apoya a dicho partido, no obstante que México se hunde en la peor crisis económica de su historia.

Incluso con más de 200 mil muertos oficialmente reconocidos debido a la pandemia, cuando Hugo López Gatell nos vendió que llegarían a seis mil, ni siquiera la catástrofe sanitaria es atribuida al gobierno emanado del partido magenta.

Con políticos de la oposición que justamente han sido evidenciados por hechos de corrupción y que son vigilados por el Sistema de Administración Tributaria (SAT) y la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), la Alianza por México debe resolver un crucigrama para hacer campañas efectivas sin confrontarse al extremo.

Hasta hoy no han logrado comunicar lo que sucedería si el turismo entrara a un círculo vicioso de menos inversiones, turistas, empleos y por tanto inseguridad y pérdida de satisfactores de vida.

Una situación que han padecido Acapulco, Veracruz o Michoacán de donde salieron trabajadores que, a diferencia de lo que pasa en Estados Unidos, fueron bien recibidos por otros mexicanos.

Una minoría de ellos ha sido exitosa, todos han llevado comida a la mesa y educado a sus hijos; pero si el turismo se sigue deteriorando, sólo habrá perdedores.

Muchos trabajadores están cansados de prestar sus servicios en hoteles de Los Cabos, Cancún, Riviera Maya o Tulum; donde una noche de hotel puede costar cientos de dólares cuando a ellos se les va el agua, las calles de sus casas no están pavimentadas y tienen que dedicar varias horas diarias para transportarse.

No hay fórmulas mágicas para acortar el camino, pues el ascenso en la escala social se construye con tiempo, trabajo, educación, relaciones y evolución en la manera de pensar.

Pero esas mismas personas que hoy tienen un ingreso digno, aunque insuficiente, en los destinos turísticos más desarrollados; ya tuvieron que emigrar cuando les hizo falta todo.

Acapulco, Veracruz, Michoacán, Oaxaca, Chiapas dieron origen al éxodo de mexicanos no sólo a Estados Unidos; sino a esas playas, donde la vida es mejor aunque siga habiendo tantos contrastes.

Hoy incluso algunos políticos de Morena atacan “la ilusión” del turismo, pero sin alternativas a cambio; Playa del Carmen no es Noruega, donde sus mentes matemáticas desarrollaron con éxito los celulares.

Acá hay cultura, naturaleza, amabilidad, gastronomía.

Si la propuesta de Morena es hundir al turismo, habría que identificar esa idea de que la envidia es un mal mexicano y que unos tiran de otros para que ningún “cangrejo” salga de la “cubeta”.

Pero el país es más grande y queda poco tiempo para que no sigan ganando espacio los políticos que, malintencionadamente, no reconocen que el turismo es un presente digno y la alternativa para construir un futuro mejor.



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Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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