En Baja California Sur (BCS) es vox populi que la Marina de Los Cabos opera con una concesión en la que pierden Federación y clientes; pero Rogelio Jiménez Pons, director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) dice que no es una “sino son 11 ó 12 concesiones”.
Se trata de una terminal icónica en la punta de la Península de Baja California y cuyos tarifas de atraque son las más elevadas de América Latina; por su posición estratégica en la confluencia del Pacífico y el Mar de Cortés.
Allí atracan los viajeros más adinerados con sus yates de cientos de pies y los barcos de personajes famosos como Spielberg, Abramóvich o Gates; cuando la mayoría de los servicios públicos son obsoletos.
Jiménez Pons no comparte los nombres, sólo dice que la concesión de la marina la tiene un estadounidense; pero que en año y medio se vencen las concesiones y, como estrategia, es mejor dejar que ello suceda antes de enfrascarse en litigios.
Ese no es un caso aislado, en Huatulco, por ejemplo, un empresario mexicano importante tenía asignado un terreno ancla sin obligación de construir, sólo para especular, mismo que recientemente le devolvió a Fonatur.
No es Ricardo Salinas Pliego, aclara, pues el dueño de Elektra tiene el campo de golf de la plaza, y comparte que ha habido buena disposición de este último, para que esa propiedad modifique su modelo comercial para apoyar el desarrollo inmobiliario.
De todos los Centros Integralmente Planeados (CIP), Cancún es el más exitoso y allí hay una serie de intereses creados que han derivado en diferencias entre autoridades municipales, empresarios e inversionistas con Fonatur.
Jiménez Pons acepta que su delegado Raúl Bermúdez ha provocado problemas debido a sus “malas formas”, pero defiende que tiene razón.
Hoy por ejemplo, refiere, se ha suscitado una polémica por la construcción de una glorieta cerca de Puerto Cancún, pero la misma estaba contemplada en el Plan Maestro desde 1983.
Donde Jiménez Pons sí ha hecho declaraciones puntuales es respecto al proyecto de Ríu en Punta Nizuc, pues la empresa española negoció con el municipio más cuartos y el funcionario dice que sólo debe permitirse la densidad original para no afectar una de las áreas ecológicamente más frágiles del destino.
También frenó el proyecto de Grand Island, de los empresarios David Serur y los hermanos Sacal mismo que fue presentado en una Mañanera por el secretario Miguel Torruco; pues para conseguir la rentabilidad prevista habría tenido que violar numerosas reglas medio ambientales.
Jiménez Pons reconoce que Fonatur debe seguir apoyando dos años más al municipio de Loreto en el tratamiento de aguas y generación de energía, debido a que hoy no tiene cómo fondear esos servicios.
Allí también planea vender reserva territorial y hasta un hotel, La Pinta, que está en una ubicación privilegiada pero abandonado por falta de mantenimiento.
Hoy Fonatur es sinónimo del Tren Maya, pero su director asegura que los cuatro años que le faltan a esta administración incluso es poco tiempo para revertir desorden, abusos y corrupción.