Hace algunos años, el que era entonces un famoso sumiller decía con cierto descaro que lo más importante en su oficio era encontrar una “cifra”: La cantidad más alta que podía pagar un comensal por una botella de vino.
Esto que era un atropello para la cartera del cliente, resultaba muy valorado por los propietarios de los restaurantes ya que así aumentaban sus ingresos.
Por ello es gratificante descubrir la perspectiva de algunos jóvenes que están triunfando en el mundo de la gastronomía y los vinosanteponiendo la satisfacción del comensal.
Plunk es el restaurante que abrieron hace dosaños la chef michoacana Flor Camorlinga y la sumiller Romina Argüelles, mismo que obtuvo hace dos semanas un Bib Gourmand de la Guía Michelin y el premio a la mejor sumiller de México.
La historia personal y de negocios de estas emprendedoras, prueba que la pasión y el compromiso son más importantes que tener recursos ilimitados para abrir un restaurante elegantísimo o conseguir una marca famosa.
Camorlinga nació en Michoacán y después de trabajar en la Ciudad de México, hizo sus maletas y se fue a países como Chile, Dinamarca, Japón y Corea del Sur para enriquecer sus conocimientos.
En este segundo país asiático vivió la experiencia de que su establecimiento ganarauna estrella Michelin.
Pero la tierra llama y regresó a México, porque extrañaba a las personas y también a los sabores.
Mientras Argüelles llevaba trabajando siete años como profesional de los vinos, tiempo que le permitió relacionarse con una red de pequeños importadores que traen fermentados de bodegas especializadas y algunas veces de países y regiones inusitados.
Además, eligieron la Ciudad de México, que hoy es uno de los destinos gastronómicos más reconocidos del mundo, donde prácticamente abre un restaurante cada día.
Claro que también impone retos desagradables, como por ejemplo que a un delegado se le ocurra cambiar las reglas para aceptar o no mesas en las banquetas o que lleguen los inspectores más con el ánimo de meterse unos billetes a la bolsa que de cuidar el cumplimiento de la normatividad.
Ellas tienen un socio capitalista, que ha sabido sortear estos y otros temas de la administración.
Así es que, en un tiempo récord, su restaurante ya es reconocido entre los mejores cuando tiene apenas 60 asientos y una cocina que,probablemente, sea una de las más pequeñas entre los restaurantes gourmet de la CDMX.
El nombre de Plunk es interesante; pues así le llamaban los soldados australianos a las botellas de vino que les daban en Europa como parte de su comida, durante la Primera Guerra Mundial.
Hoy en Australia es un argot de “vino”.
Onomatopeya que además recuerda el sonido de un corcho saliendo del cuello de una botella de champaña.
Esto debido a que los espumosos son la especialidad de Argüelles, quien seguramente celebró varias veces con champaña, la hazañade haber colocado a este restaurant y su cavaen un sitio destacado y en tan poco tiempo.
Divisadero
Aeromexico. La aerolínea que dije Andrés Conesa inició operaciones diarias entre Punta Cana y la Ciudad de México; además de la que ya opera a Santo Domingo.
No es extraño, pues en República Dominicanahay cada vez más inversiones mexicanas en la hotelería.
Con Punta Cana, Aeromexico, ya alcanzó las 100 terminales aéreas a donde vuela.