Esta semana comenzarán las consultas que derivarán en la redacción del Plan Nacional de Turismo para esta administración y que tiene como base aquellos cuatro ejes de la Política Nacional de Turismo que presentó en febrero **Enrique Peña Nieto** en Nayarit.
En el pasado ha habido experiencias positivas y otras no tanto al respecto y, como anécdota, cuenta **Francisco Madrid**, hoy director de la Escuela de Turismo de la Anáhuac, que si bien la que se hizo en el gobierno de **José López Portillo** fue metodológicamente impecable, todos los pronósticos fallaron.
Claro que también hay otros extremos como aquella decisión, al inicio del gobierno de **Felipe Calderón**, de contratar una consultoría y pagarle seis millones de pesos para investigar y redactar un plan a modo, cuando había una Subsecretaría de Planeación Turística que debió haberlo hecho.
Con esos antecedentes, lo más prudente es tomar al menos dos decisiones que dieron buenos resultados en experiencias previas:
Dado que habrá una gran consulta pública, a la que obliga la Constitución hay que identificar cuáles son las necesidades reales de quienes hacen del turismo su modo de vida, para que un grupo de especialistas sistematice esas opiniones y las enriquezca.
Muy diferente sería recabar esos puntos de vista, para ignorarlos después e impulsar sólo lo que se tenía previsto originalmente.
La redacción del Plan Nacional de Turismo debe ser clara, ambiciosa, pero ejecutable; un documento vago o intrincado no serviría para nada.
Divisadero
Elefantes blancos. **Eduardo Chaíllo**, quien durante muchos años fue director de Turismo de Congresos en el Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), ahora se está estrenando como consultor.
Ya con su vida hecha en Washington, DC, decidió quedarse a vivir en el estado de Virginia donde fundó ahora Global Meetings and Tourism Specialists, una consultoría que buscará incrementar el arribo de estos eventos provenientes de Estados Unidos a México y otros países de América Latina.
Chaíllo no sólo tiene una importante red de contactos, sino que se tomó el tiempo para conseguir muchas de esas certificaciones que son clave en el mundo de los incentivos, los congresos y las convenciones.
Actualmente se estima que 18% de los ingresos turísticos de México vienen por el lado de los congresos y Chaíllo considera que es factible llegar a 25% en los siguientes seis años.
Además, sólo 11% de los congresos llegan desde Estados Unidos, por lo que existe un importante mercado potencial.
Cada año se suman más centros de convenciones en México y el caso más reciente es el de Tijuana, que nació junto con un programa de mercadotecnia.
En cambio, otros como el de Los Cabos y Zacatecas están atorados y corren el riesgo de terminar siendo dos elefantes blancos.
