Acapulco. De las versiones sobre por qué el presidente López Obrador no vino al Tianguis Turístico de 2022, la que más le gusta a los funcionarios de la Secretaría de Turismo dice que fue para darle espacio a uno de sus precandidatos presidenciales favoritos.
En este caso a Adán Augusto López, el secretario de Gobernación; pero si ese fuera el caso habría que decir que el funcionario desperdició la oportunidad, pues su discurso aportó poco y ni siquiera supo hacerle una broma al embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar.
Ya vi cómo el embajador Salazar abría los ojos cuando el Secretario de Turismo Miguel Torruco dijo que el Cañón del Cobre es más bonito que el Cañón del Colorado, apuntó este otro tabasqueño.
Ni modo, remató, hay que aguantar.
El respetable se quedó mudo, quizá porque todavía no salía de su azoro luego de que había dicho previamente que la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado estaba decidida a traerse el Tianguis a Acapulco en 2024, cuando todos saben que el evento se rota un año en Acapulco y otro fuera.
Pero si el Secretario de Gobernación no tuvo interés en preparar un discurso bien estructurado para la comunidad turística de México y los países y empresarios con los que hace negocios; las otras dos versiones sobre la ausencia de López Obrador eran todavía peores.
La primera apuntaba a los problemas de inseguridad en la plaza y los bloqueos de los últimos días y la tercera a que, como el presidente ha probado varias veces, tiene al turismo entre las últimas prioridades de su administración.
El caso más extremo ocurrió durante la pandemia, donde gran cantidad de países respaldaron los empleos de los trabajadores del turismo; mientras que el gobierno mexicano dejó que el mercado arreglara el problema a costa del sufrimiento de muchísimas familias.
Claro que la versión de Torruco, y así lo refrendó en su participación, es que al dejar abiertas las fronteras México fue el primero en recuperar a los viajeros internacionales.
Es por ello que circunstancialmente, México incluso haya sido el año pasado el segundo receptor de turistas foráneos en el mundo; aunque tampoco se habla del enorme costo de vidas humanas que tuvo la pandemia, debido a la laxitud conque fue tratada.
Torruco anticipó que este año el sector turístico se habrá recuperado y refrendó la importancia de cumplir el pendiente de aumentar el ingreso de divisas y la derrama per cápita.
¿Cómo hacerlo? La solución será aplicar la misma receta que con el Covid-19, es decir dejar que la “mano invisible” del libre mercado genere más productos para que lleguen más viajeros.
Ni una pequeña feria de Pueblos Mágicos en Barcelona, ni arropar productos como la carrera del Pescado de Moctezuma harán la diferencia; como tampoco lo harán el Museo de la Hotelería en Orizaba o el de Manzanero en Mérida.
Seguirán siendo los empresarios, esos que ayer estuvieron representados por un líder timorato de Concanaco-Sevytur, Héctor Tejada, quien le envió tres veces saludos al presidente López Obrador, los que seguirán dando la cara por el turismo, como reconoció Torruco.
Mientras Braulio Arsuaga, el presidente del Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET), ya aprendió la lección, pues antes de que lo bajaran del presidium como sucedió el año pasado, esta vez decidió no adelantar su regreso desde Madrid, de donde volverá hoy por la noche.