El Tianguis Turístico de este año es una apuesta ganadora, pues se realizará en la Ciudad de México que no sólo es la capital del país, sino una ciudad con buena conectividad aérea y donde están varios de los corporativos de turismo.
El evento ocurre en un momento en el que se alcanzan nuevos récords en la llegada de turistas, pues la pandemia no sólo avivó el deseo de viajar sino que México se ha puesto de moda y una de las razones fue que se mantuvo abierto durante los meses más obscuros del Covid-19.
Así es que muchos estadounidenses se animaron a descubrir un país que les generaba temor y se encontraron conque el narco no significa un riesgo para su integridad física en los principales destinos.
Y que además el país ofrece un servicio inigualable, buen clima y muchos atractivos a un precio conveniente, por mucho y que el “súper peso” ha actuado en sentido contrario.
Así es que los profesionales del turismo tendrán ocasión de hacer relaciones, cerrar negocios y, además, los que vienen de fuera podrán pasear y comer muy bien de acuerdo a esta nueva tendencia que se llama bleisure, es decir la mezcla de negocios con el turismo de placer.
Por ello también parece innecesario ese componente político que tenía alguna razón de ser cuando el gobierno federal era un jugador que realmente incidía en los resultados del turismo en México.
El presidente Andrés Manuel López Obrador es un gobernante de izquierda, estricto en el manejo del gasto corriente y que ha dejado el desarrollo, lo que es evidente en el caso del turismo, en
manos de las fuerzas del libre mercado.
Así es que el Estado ya no interviene en la promoción turística ni tampoco hay un fondo que invierta en el desarrollo de nuevos destinos como sucedió en el pasado.
Además la Secretaría de Turismo, que lleva Miguel Torruco, perdió el Prodermágico así es que el funcionario no tiene un peso para invertir en un esquema pari pasu con los estados y municipios.
Emulando aquel clímax de la campaña presidencial de López Obrador, cuando se sacó la cartera del bolsillo trasero del pantalón para metérsela al saco luego de que se paró frente a él Ricardo Anaya porque, dijo, el candidato panista se la podría quitar; ahora los gobernadores y titulares de turismo de los estados con poco presupuesto se le esconden a Torruco porque no les lleva dinero, pero sí les pide patrocinios.
¿Entonces qué sentido tiene hacer el sábado previo una cena de cientos de “capitanes de la industria” que parece principalmente un cumpleaños sin pastel?
Hasta que llegó Claudia Ruiz Massieu a Sectur, éste era un evento para no más de 150 personas en donde dueños y directores generales de las principales empresas hablaban con el presidente sobre los retos del sector.
Ella lo volvió un evento para 800 personas y perdió ese sentido de un diálogo entre pocos.
Pero ahora, lo mismo que la inauguración, ya es un “diálogo de sordos” en donde Torruco compendia cifras en las que no ha incidido; el presidente habla contra los neoliberales y sólo le contestan empresarios a modo, pues a los críticos no les prestan el micrófono.
Entonces saltándose los eventos políticos del fin de semana, este Tianguis tendrá buenos resultados porque el momento es positivo.