La tercera semana de julio Tania Carro Toledo,subsecretaria de Transportes de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), se reunió con representantes de las aerolíneas que operan carga desde el aeropuerto internacional Felipe Angeles (AIFA) o NLU según la clave IATA.
La funcionaria les preguntó cómo iba operando la carga desde este aeropuerto y aunque la mayoría permaneció en silencio, dos o tres valientes enumeraron algunas “áreas de oportunidad”, como describieron cuidando las formas.
Externaron problemas en la aduana, donde falta equipo para realizar desde tareas básicas como tener los registros de mercancía digitalizados hasta para detectar explosivos, pues hoy se sigue haciendo con “caninos” cuando hay opciones más rápidas y eficientes.
También se mencionó allí que los militares frecuentemente desconocían la legislación aeronáutica, lo que se traducía en trámites burocráticos, ineficaces y retrasos que encarecían los procesos.
Además, se habló de problemas de inseguridad en las carreteras, al punto de que cuando se transporta mercancía muy valiosa, tiene que llegar escoltada por seguridad privada y se comentó también que se han identificado situaciones de tráfico de estupefacientes.
Evidentemente las “áreas” de oportunidad no eran irrelevantes, pero como nadie se quiere enemistar con el gobierno federal el tono fue muy mesurado.
La subsecretaria Carro Toledo escuchó como a quien la información le entra por un oído y le sale por el otro y cuando terminaron, dijo más o menos lo siguiente:
“Bueno pues como todos están satisfechos con el AIFA, les voy a pasar un documento para que lo firmen reconociendo esta situación”.
Esa fue la información que le llegó a la presidenta Claudia Scheinbaum y por ello en la mañanera del miércoles pasado dijo que no había quejas sobre AIFA cuando las aerolíneas estadounidenses de cargaestadounidenses no han parado de quejarse.
Desde su perspectiva, lo que pasó fue que el gobierno mexicano incumplió con el bilateral aéreo, cuando les quitó los slots en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y los obligó a mudar toda la carga al AIFA.
De hecho, el almirante Juan José Padilla Olmos, director general del Sistema Aeroportuario de la Ciudad de México, no ha descartado en reuniones en corto que puedan devolverse algunos slots.
Es entendible que en este problema político la presidenta Scheinbaum haya dicho que “México no es piñata de Estados Unidos”, pero también es cierto que nuestro país fue el primero en incumplir con el bilateral.
De hecho, en la decisión del Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT) de revocar las 13 nuevas rutas de aerolíneas mexicanas a ese país y de prohibir dentro de14 días el transporte de carga en la panza de los aviones que despeguen del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México hay otro dato.
Es el plazo de 108 días para hacer correcciones de fondo y que fue el mismo que el gobierno pasado impuso para mudarse al AIFA.
Ayer en la Asamblea de la Cámara Nacional de Aerotransporte (Canaero), Cuitláhuac Gutiérrez abandonó la reunión por una llamada de la SCT y este asunto fue tratado por encima, porque es patente lo delicado que sería una confrontación.
El próximo viernes en el encuentro de los directores generales de las aerolíneas con la presidenta, el gran asunto será cómo revertir la decisión de las rutas futuras pues sería ponerle otro tope al crecimiento económico.
