Daniel Chávez, el “supervisor honorífico” que ayuda al presidente López Obrador en la construcción del Tren Maya, es un genio de la comercialización de propiedades y tiempos compartidos en destinos turísticos; también un personaje que ha hecho innumerables negocios a la sombra del poder.
El padre de Iván y Erika Chávez quienes han ganado notoriedad en los últimos días porque son dueños de KEI Partners, la empresa estadounidense a través de la cual obtuvo una visa de trabajo José Ramón López Beltrán, hijo del mandatario, políticamente no es de izquierda, ni de centro, ni de derecha.
Su brújula ha sido el dinero y para construir su fortuna, Grupo Vidanta vale miles de millones de dólares aunque se desconocen los detalles porque es una empresa privada, se ha valido de una mezcla que involucra talento como desarrollador y vendedor, junto a sus relaciones con políticos de altos vuelos y periodistas importantes.
En sus orígenes lo hizo con José Francisco Ruiz Massieu (qepd) quien como gobernador de Guerrero lo ayudó a legalizar algunos terrenos de Mayan Palace en Acapulco y a quien le prestaba frecuentemente su avión según él mismo le contaba a su equipo comercial.
También cultivó una relación con el ex presidente Ernesto Zedillo, hasta que se distanciaron debido a un malentendido por otra de sus pasiones, que son las mujeres hermosas; lo mismo que con el exgobernador sonorense Manlio Fabio Beltrones y con Martha Sahagún, la esposa del ex presidente Vicente Fox.
A Miguel Torruco, hoy Secretario de Turismo, lo apoyó con fondos para crear la Confederación Nacional Turística, que usó Chávez en su intento fallido por impulsar los hoteles con casinos en México.
Entre los periodistas con los que cultivó una gran amistad, destaca Pedro Ferriz de Con a cuyo padre, Pedro Ferriz Sanata Cruz, le prestó un departamento para que viviera en Acapulco en la recta final de su vida.
Según relataba el empresario Isaías Gómez (qepd), quien era pareja de Sharis Cid hija de Sergio Cid, operador de Chávez, la razón por la que se distanció del comunicador fue porque no logró que este último cesara las críticas contra Enrique Peña Nieto, como el empresario le había prometido al entonces presidente.
Chávez diseñó un modelo de comercialización de tiempos compartidos, en el que siempre hay un producto más caro para intercambiarlo por otro de menor valor pagando una diferencia.
Las recepciones de sus hoteles son faraónicas, algunas suites están entre las más opulentas del mercado mexicano y ha hecho grandes negocios con el Cirque du Soleil, a cuyo fundador Guy Laliberté hizo su amigo utilizando su infinita capacidad para relacionarse.
Chávez siempre ha crecido en las crisis, pues sabe que hay ganadores y perdedores así es que trabaja para llegar a los primeros.
Pero también ha invertido en diversos proyectos políticos simultaneamente, incluido el de López Obrador a quien apoyaba cuando igual se congraciaba con panistas y priístas.
Un vendedor me contó cómo un personero de Chávez utilizó su cuenta bancaria, para triangularle dinero a cierto político.
Chávez es un personaje de novela que haría palidecer al Gran Gatsby, pero es difícil de creer que apoya al presidente por altruismo o que sus hijos contrataron a José Ramón López Beltrán, porque era justo el abogado que necesitaban para su negocio en Houston.
