Turissste, de agencia de viajes a instrumento político

 
Alonso Gordoa
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El Turissste, el sistema de agencias turísticas del gobierno federal, pasó de ser un organismo creado para aprobar los viajes de los trabajadores del Estado a una herramienta para eludir la Ley de Adquisiciones.



El miércoles pasado el presidente **Enrique Peña** dijo al presentar la Política Turística de su gobierno que es necesario contar con distintos programas, formas y mecanismos para que más mexicanos conozcan todo México.

Reincorporar al Turissste a esa actividad implicaría regresarle algunas de las atribuciones que perdió, para evitar una legislación que complica las compras gubernamentales.

No es el único caso a escala nacional; muchas universidades públicas obtienen contratos porque las dependencias federales no tienen que abrir los procesos licitatorios para asignarles contratos.

Los Estudios Churubusco, en el pasado una paraestatal enfocada a la producción de películas, se ha convertido en una agencia de publicidad que ha ejecutado contratos para diversas entidades públicas.

Ya en el terreno turístico hay otro caso, el del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), que obtuvo por asignación el contrato para construir el hospital de Medicina Genómica y que, en vez de ser negocio, terminó generándole un pasivo del que todavía no acaba de reponerse.

Detrás de la actual situación del Turissste hay un personaje que fue muy poderoso en los primeros años de la administración de **Felipe Calderón**, se trata de **Patricia Flores**, quien ocupó la jefatura de la
Oficina de la Presidencia.

A ella se le atribuye haber encontrado en éste no sólo una opción para que la mayoría de las dependencias públicas pudieran contratar, sin licitación ni concursos, los viajes que requieren a lo largo del año, sino también para pagar festividades y hasta para cumplir algunos compromisos políticos.

Quien operó esas disposiciones fue **Rosana Ortega**, una funcionaria muy cercana a **Miguel Ángel Yunes**, que fue titular de la dirección general del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

Hoy ella se encuentra inhabilitada por la Secretaría de la Función Pública y a quienes la han querido escuchar les ha dicho que nada podía objetar cuando de la oficina de la Presidencia le pedían que pagara, por ejemplo, un espectáculo en el Zócalo con motivo del Bicentenario o unas tarjetas de Ocesa para regalar accesos gratis a diferentes conciertos.

El hecho también es que, al centralizar los contratos turísticos del gobierno, generó un fuerte malestar entre las agencias de viajes que han sido exitosas en ese mercado.

Y además el Turissste perdió sus atribuciones para fungir como agencia de viajes al menudeo y comercializar viajes individuales, sin olvidar que ya tampoco puede organizar congresos y convenciones tanto para las dependencias federales como para sus sindicatos.



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