Turismo Médico, más anuncios que acciones

 
Gustavo Armenta
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Uno de los segmentos de la industria del turismo que en los últimos años ha crecido casi sigilosamente, que ha tomado relevancia y que muestra un gran potencial en México, a pesar de que desde el sector privado se cuestiona la actuación del gobierno, es el de Turismo Médico, cuya realidad es positiva, pero confusa, sobre todo en lo que se refiere a estadísticas.

De acuerdo con los registros disponibles, a este renglón de la actividad turística se le comenzó a dar forma desde el sexenio de Felipe Calderón, cuando en febrero de 2010 su entonces secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo, presentó lo que llamó “acciones y estrategias para delinear una política pública para el Turismo Médico”.



Explicó que este nicho de mercado podía generar ingresos por mil 350 millones de dólares para el 2015, atrayendo a 450 mil turistas; cantidades que podrían crecer a cuatro mil 50 y 650 mil, respectivamente, para el 2020.

Casi tres años después, el 30 de noviembre de 2012, Gloria Guevara, sucesora de Elizondo en la Secretaría de Turismo, dio a conocer lo que denominó “la estrategia de Turismo de Salud” que, según afirmó, permitiría a México convertirse en el principal destino de América Latina y uno de los cinco primeros a nivel mundial en esta materia.

Sostuvo que, a nivel global, este segmento dejaba una derrama de 50 mil millones de dólares al año, con un universo de 40 millones de viajeros. Además, sostuvo que tendría un crecimiento promedio anual de por lo menos 22 por ciento.

Como una acción inmediata anunció el relanzamiento de la página web: visitmexico.com/salud, la cual actualmente no funciona.

Lo curioso de este anuncio de Guevara fue que, muy a su estilo, lo hizo el último día del gobierno de Calderón y, por lo tanto, en sus últimas horas como secretaria de Turismo. La explicación fue que tenía el compromiso de dejar concluido al cien por ciento el Acuerdo Nacional por el Turismo (¿se acuerda de ese macro programa del gobierno calderonista?). La siguiente administración, de Enrique peña Nieto, ni lo tomó en cuenta.

Lo siguiente que se supo se dio cuatro años y ocho meses después cuando, en julio de 2017, el actual titular de Sectur, Enrique de la Madrid, anunció que crearía el Consejo Consultivo de Turismo Médico, para impulsar este segmento por medio de acciones puntuales.

La instalación de este Consejo Consultivo se cumplió pronto, apenas cuarenta días después de haber sido anunciado. De nueva cuenta, el objetivo era diseñar políticas públicas para aprovechar el potencial de este mercado.

Ese día se informó que en 2016 nuestro país había recibido a más de un millón de pacientes procedentes del extranjero, entre los que se encontraban muchos mexicanos migrantes. También, que en diez años se había triplicado el ingreso de divisas por este concepto, al pasar de mil 544 millones de dólares en 2006, a cuatro mil 798 millones en 2016. Para 2017, esperaban un crecimiento de seis por ciento y un ingreso de seis mil millones de dólares.

De la Madrid aseguró que, a nivel mundial, este mercado tiene un mercado de 14 millones de personas, que gastan entre 50 mil y 70 mil millones de dólares anuales.

Con este panorama, las cosas parecen ir bien para el Turismo Médico en México. Sin embargo, el estudio más reciente realizado al respecto, llevado a cabo por Ostelea, escuela de Turismo y Hospitalidad con sede en España, y miembro de la Organización Mundial del Turismo, sostiene las siguientes conclusiones: “Entre los principales retos que tiene que encarar México se encuentran el desarrollo de políticas públicas que fortalezcan su posición respecto a sus competidores de la región; la promoción del reconocimiento internacional de certificaciones de calidad expedidas por las instituciones mexicanas; y la firma de acuerdos con aseguradoras internacionales para que amplíen sus coberturas de gastos médicos a los potenciales turistas de salud”.

También advierte que “La mejora de la competitividad del Turismo de Salud en México requiere de políticas públicas y de una planificación estratégica, que permita superar las iniciativas aisladas. Con este objetivo, es fundamental contar con la participación y colaboración entre actores públicos y privados, vinculados a la oferta de Turismo de Salud y a servicios complementarios y de soporte”.

A pesar de que todo indica que el Turismo Médico es una mina de oro, al gobierno federal mexicano le ha tomado dos sexenios para solamente delinear esbozos de las políticas públicas que impulsen este sector tan promisorio, en el que se ha visto rebasado por acciones concretas de la iniciativa privada. Ya le tocará al próximo gobierno aterrizarlas, para hacer de México una potencia en este segmento.



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