Tianguis Turístico en Vallarta, prueba superada

 
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A finales de marzo se llevó a cabo en Puerto Vallarta la edición 37 del Tianguis Turístico, donde los ojos de esta industria estuvieron puestos más que nada por tratarse de la primera vez que se realizaba fuera de Acapulco. Había mucha expectación, pero también cierto grado de morbo por ver si las Oficinas de Convenciones y Visitantes de Riviera Nayarit y Puerto Vallarta –ambas responsables del evento— eran capaces de organizar un buen Tianguis, mucho mejor que los que se vivieron en Acapulco durante los últimos años.



Para intentar hacer una evaluación justa de este Tianguis, habría que utilizar el sistema de los jurados en las competencias de clavados, donde se eliminan la más alta y la más baja calificación, y las demás se suman y promedian.

Así, no haríamos caso del discurso oficial, en voz de la Secretaria de Turismo, Gloria Guevara, cuyo tono triunfalista pareció excesivo; ni tampoco de la opinión de aquellos que nunca les gusta nada, todo les parece mal y nada les acomoda, al grado que llegaron a comentar que lo mejor era regresar el evento a Acapulco.

Sin estas dos visiones, creo que este Tianguis, el primero itinerante, fue un buen evento que, sin duda, tuvo aciertos y fallas.

El Tianguis en Acapulco había decaído tanto a través del tiempo y venido tan a menos, que parecía fácil superarlo, que había la sensación de que cualquier cosa que se hiciera resultaría mejor. Pero en realidad no era tan simple.

Por ejemplo, algo que quedó muy claro es que el Centro de Convenciones de Puerto Vallarta no tiene el tamaño para albergar un evento de esta magnitud, por lo que tuvieron que recurrir a instalaciones temporales. Es decir, si ante la acusación previa de varios secretarios estatales de Turismo de que Tianguis iba a realizarse en carpas, Gloria Guevara respondió que eso no era cierto, la funcionaria tenía razón: el evento no se realizó en carpas, sino en una carpototota que, por cierto, cumplió decorosamente su función, a pesar de los baños portátiles.

Por otro lado, para la prensa fue gratificante hospedarse en hoteles de nombre Secrets, Westin, Velas, Sheraton y Marriott, entre otros, y ya no en el Emporio o Crowne Plaza de Acapulco, donde las historias de techos que se desplomaban, regaderas tapadas, cuartos inundados y manijas que se caían se acumularon al paso del tiempo. Evidentemente, el nivel de la infraestructura hotelera de Puerto Vallarta y Nuevo Vallarta es muy superior a la del puerto guerrerense.

La Sala de Prensa estuvo mucho mejor en cuanto a equipo y tamaño, con baños nuevos, pero de los cuales sólo se podía utilizar uno.

En general, los temas de las conferencias que ofrecen empresarios y autoridades resultaron poco interesantes, ya que contados ofrecieron información noticiosa, que es la que nos interesa a los periodistas.

Y hubo algunos absurdos por mala organización, como la conferencia de prensa que dio Aurelio López Rocha, secretario de Turismo de Jalisco, quien desperdició vilmente el tiempo de los asistentes. Primero, en lugar de utilizar un sistema de traducción simultánea, usó una traductora a micrófono abierto; es decir, él decía algo y luego alguien lo repetía en inglés, con lo cual se utilizó el doble de tiempo. Y, segundo, después de la conferencia ofreció una comida, cuando pudo haber hecho los dos eventos al mismo tiempo. En resumen, podía haber organizado una comida y presentar su nuevo logotipo –tema central del evento— mientras la gente comía, y utilizar aparatos de traducción simultánea y así habría durado la cuarta parte del tiempo que duró.

En fin, todavía habrá mucho qué decir. Pero, por lo pronto, podemos asegurar que este Tianguis tiene un saldo positivo en cuanto a organización.



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