Sigue la violencia fustigando a los destinos mexicanos

 
Alonso Gordoa
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Si no sucede en “cualquier parte del mundo”, tristemente sí ocurre en diversas partes de México.



Escribir esta historia suena a darse un “balazo en el pie”, pues así como el turismo es una vocación del país urge tomar medidas más efectivas para proteger a los viajeros.

Unos días después de que el presidente municipal de Acapulco, **Luis Walton**, hiciera su célebre declaración de que la violación de seis turistas españolas en la zona de Barra Vieja era un hecho que podría ocurrir en “cualquier parte”, otro hecho igualmente lamentable ocurrió en la Riviera Maya.

Allá una mujer italiana, residente de Playa del Carmen, fue violada por tres oficiales de la policía municipal, entre ellos **Ramón Balainas Xicoténcatl**, comandante de ese cuerpo de vigilancia.

La única diferencia fue que en Quintana Roo el presidente municipal de Solidaridad no cometió la imprudencia de echarle un bidón de gasolina a la hoguera.

Además de que el gobierno del estado logró hacer un adecuado “control de daños” y evitó que la historia creciera.

El destino de playa número uno del país ha logrado sobrellevar el problema y aunque sí han aparecido notas periodísticas, el hecho de que dos de los tres culpables rápidamente hayan sido puestos en la cárcel le dio otra connotación a la historia.

Ciertamente en un destino que tiene más de 40 mil cuartos de hotel, las autoridades turísticas al menos le han puesto cuidado a la forma de comunicar.

Más allá de la poca difusión que tuvo el delito en contra de la ciudadana italiana, es evidente que las autoridades en este gobierno tienen que tomar medidas más efectivas para proteger a los destinos turísticos.

Si en ningún lugar del país es aceptable que ocurran violaciones, robos u homicidios, en los de vocación turística se ponen en riesgo muchos empleos y grandes inversiones.

El fin de semana pasado otro hecho inadmisible sucedió en Acapulco, donde fue asesinado el empresario belga Jan Karen Maria Sarens, cuando o bien pretendían robarle su auto o fue víctima de una venganza.

Nuevamente la maquinaria de los medios se puso en actividad, aunque por lo menos Walton no salió ahora con que “este tipo de situaciones se remontan al origen de la humanidad” u otro disparate por el estilo.

Los enormes recursos involucrados en el Abierto Mexicano de Tenis han contribuido también a que haya alguna mesura respecto a esta historia.

Aquel remate del discurso del presidente Enrique Peña, al presentar su política turística, es un imperativo categórico autoimpuesto: Estoy cierto, dijo, que para garantizar su éxito es necesario ofrecer a los turistas, tanto nacionales como extranjeros, un ambiente de seguridad integral



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