En su discurso de toma de posesión la presidenta Claudia Sheinbaum no sólo hizo una memorable reivindicación de las mujeres, sino que asumió algunos compromisos que podrían resultar contradictorios.
Más que la extraordinariamente larga apología de su mentor, Andrés Manuel López Obrador, preocupa que en algún momento de la toma de posesión se haya referido a él como “presidente”, un desatino que corrigió enseguida, aunque dejó ver hasta qué punto se sigue sintiendo su colaboradora.
Observar la versión más frágil de Ifigenia Martínez en la tribuna del Congreso, incluso conectada a un concentrador de oxígeno antes de entregarle la banda presidencial, fue un momento emotivo de la historia de la izquierda mexicana.
Las propuestas económicas de Sheinbaum, el eje de su discurso será difícil llevarlas a la práctica todas juntas pues algunas parecen excluyentes.
¿Quién puede estar en desacuerdo conque está “prohibido prohibir” ?, pero será complicado atraer capitales en un ambiente de opacidad respecto a la inseguridad en muchas regiones y sin transparencia en la actividad gubernamental.
Ofreció respetar la independencia del Banco de México, ¿pero ello es congruente con prometer no aumentar los precios de la gasolina y la canasta básica en términos reales?
¿Dónde está la lógica económica en su oferta de duplicar el número de trenes de pasajeros?
Bien que plantee producir 1.8 millones de barriles de petróleo diarios y que centre el foco de las paraestatales de energía en el consumo interno; ¿pero realmente será posible atraer a las empresas limitando la inversión privada al 46% de los proyectos?
Sus comentarios directos o indirectos sobre la importancia del turismo, al menos le dan a este sector un lugar en su propuesta económica.
México es la décimo segunda economía y sexto receptor de turistas internacionales, pero este último dato se degradará al séptimo lugar este año, pues China está de regreso.
Muy bien que hable de los empleos que genera el turismo y que se refiera al potencial de las artesanías, siempre que ello signifique liberar recursos públicos para reforzar estas actividades.
Es encomiable que garantice el estado de derecho y que matice, respecto al poder judicial, que el pueblo elegirá de entre un conjunto de jurisconsultos calificados.
Tampoco se fue por el camino de los “abrazos y no balazos”, sino que en materia de seguridad destacó la importancia de la inteligencia, la coordinación de los cuerpos armados y la coordinación civil de esas tareas incluyendo al ejército.
La esperanza es necesaria y ayer Sheinbaum planteó un camino muy retador en donde hará falta mucho trabajo y talento, más que buenas intensiones.
Divisadero
Turismo. Josefina Rodríguez, la Secretaría de Turismo, esperaba acompañar a Sheinbaum en su primera gira de trabajo este miércoles, pues va a Acapulco ya que este destino turístico vive un nuevo desastre por el huracán John.
En la toma de posesión ella tuvo bajo su responsabilidad a Zurab Pololikashvili, el secretario general de ONU Turismo.
Rodríguez presentó hace semanas a Sheinbaum un documento sobre la relevancia de Fonatur para atender crisis como la de Acapulco y ahora la institución será puesta a prueba.
Sebastián Ramírez, ex presidente de Morena en la CDMX, será el subsecretario de Turismo y los jefes de las Unidades de Planeación e Innovación, Nathalie Desplas y Leslie García Romero.
Emanuel Rey seguirá al frente de la dirección general de promoción, pues de aquí a enero hay varias ferias internacionales en puerta.
