Sectur al borde de la tumba

 
Carlos Velázquez
hrs.

De confirmarse este jueves que Claudia Sheinbaum, próxima presidenta de México, fusionará la Secretaría de Economía con la de Turismo, Miguel Torruco, titular de esta última dependencia habrá sido también el sepulturero de la misma.



Hay una versión compartida por algunos funcionarios, aunque el autor de este espacio no pudo confirmar, según la cual Marcelo Ebrard será el titular de Economía y Martha Delgado, una de sus colaboradoras más cercanas, será la subsecretaria de Turismo.

La fusión de ambas dependencias tiene sentido, pues el sector turístico probó que tiene la capacidad de caminar solo, aunque haya perdido ventajas competitivas.

Los más afectados fueron los destinos con menos conectividad y recursos, que no pudieron hacer promoción eficazmente y cuyas ocupaciones y tarifas siguen a la baja.

Hoy están padeciendo los que no tienen una masa de viajeros importante y cuyos municipios no pueden atender las vialidades y servicios públicos tras la desaparición fáctica de Fonatur.

Huatulco es ejemplo en ambos sentidos, pues han bajado su ocupación, sus tarifas y además han tenido que enfrentar temas como el cierre potencial de su campo de golf con las implicaciones laborales e inmobiliarias que ello conlleva.

Visto en perspectiva, la única opción inteligente que tenía Sectur cuando le quitaronel Consejo de Promoción Turística y los recursos a Fonatur, era convertirse en una facilitadora del turismo.

Hay ejemplos de titulares estatales del ramoque sí cumplieron con esa tarea y lograron impedir un mayor deterioro de los destinos.

Allí está Juan Enrique Suárez del Real Tostado, titular de Turismo de Nayarit, quien ayudó a inversionistas y hoteleros en diversas crisis.

Otro caso es el de Bernardo Cueto, titular de Turismo de Quintana Roo, quien en varias ocasiones ha apoyado a la iniciativa privada con acciones conjuntas.

Incluso Maribel Collins, la titular de Turismo de Baja California Sur y quien está más enfocada a los temas sociales y políticos, mantuvo como subsecretario del ramo a Fernando Ojeda, un técnico del turismo quien también ha hecho gestiones y resuelto muchos temas burocráticos.

En cambio Torruco se enfocó a presumir todo lo bueno que pasó en el turismo mexicano en los últimos seis años, como si hubiera sido gracias a su gestión aunque en realidad no contribu en nada.

Confiado en que “una mentira que se repite mil veces se convierte en verdad”, se olvidó deque ésta no es la época del Tercer Reich sino de las redes sociales.

En lo personal recuerdo una historia en 2019, cuando Torruco fue al Cuarto Informe de Carlos Mendoza, entonces gobernador de Baja California Sur.

Luis Araiza, su entonces titular de Turismo, lo invitó a cenar al Bismarkcito, la famosa taquería y marisquería de La Paz, cuando a Torruco le comenzaron a llegar mensajes de los propietarios de diversos delfinarios.

El Partido Verde había enviado una iniciativa al Congreso para desaparecer estos negocios y los empresarios pedían su intervención y le daban argumentos para revertir esa medida.

Fastidiado, Torruco comentó:

“Yo no puedo hacer nada, que me dejen cenar tranquilo…” Y apagó su celular.

Ahora es claro que un funcionario responsable primero debió haber defendido lo que era importante para el sector y, después haber utilizado su posición y pocos recursos para convertirse en un facilitador del turismo.

Esto no sucedió y hoy Sectur se encuentra al borde de la tumba.



hrs.

Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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