Santa Lucía, 90% abajo de los pasajeros previstos

 
Carlos Velázquez
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No deja de ser paradójico que un aeropuerto que puede convertirse en un “elefante blanco”, tenga como una de sus primeras instalaciones públicas un “Museo del mamut” con restos de los innumerables proboscídeos que se han encontrado allí.



Pero más allá del hecho anecdótico, Aeroméxico de Andrés Conesa, el director general de Aeroméxico aportó la semana pasada un elemento de asombro, cuando su compañía anunció que siempre sí (o ¿ñó que ño?) iba a volar desde Santa Lucía a Mérida y a Villahermosa.

El detalle más sorpresivo fue porque Aeroméxico basa su modelo comercial en la interconexión y evidentemente un pasajero que llegue al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) no podrá aterrizar de Madrid o de Nueva York para ir a Mérida desde Santa Lucía.

Pero claro siempre está el argumento de que en ninguna aerolínea del mundo todas sus rutas son rentables y en cambio sí permite alimentar de pasajeros otras que sí dejan dinero.

Viva Aerobús, la compañía que dirige Juan Carlos Zuazua, optó por Monterrey y Guadalajara dos de las ciudades más grandes de México; mientras que Volaris, de Enrique Beltranena, viajará a Tijuana, su hub, y a Cancún que es un destino de alta demanda.

Si cada una de esas seis rutas con frecuencias diarias transportaran cada una 100 pasajeros, en realidad los aviones y capacidades irán cambiando de acuerdo a la demanda, sumarían unos 218 mil en un año muy por abajo de los dos millones previstos en los planes del nuevo aeropuerto.

El verdadero gran reto es que cuente con una conectividad terrestre eficaz en el menor tiempo posible, lo que implica la construcción de carreteras y un tren y allí es donde jugarán un papel las limitaciones presupuestales.

Las ventajas para los pasajeros hasta ahora es que tendrán que pagar una Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA) sustancialmente menor a la del AICM, además de que las instalaciones contarán con tecnologías de última generación lo que seguramente acelerará los procesos de embarque y desembarque.

Así abrirá sus puertas el 21 de marzo el Aeropuerto de Santa Lucía, en donde el Ejército Mexicano está demostrando su capacidad para cumplir; aunque los verdaderos riesgos provienen de la decisión política que está detrás de esta obra.

Divisadero

Israel. Un país que manejó la pandemia desde el margen opuesto del río respecto a México fue Israel, con apenas seis millones de habitantes y uno de los niveles de vida más altos del mundo.

Durante dos años estuvo cerrado al turismo, abrió en noviembre del año pasado y volvió a cerrar cuando apareció en el horizonte la variante del Omicron.



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Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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