Si pudieran comprar una “bola de cristal”, muchos empresarios del turismo estarían motivados a hacerlo.
Recientemente escribía que agosto y septiembre serían meses de incertidumbre financiera, pero ese término se queda corto respecto a lo que está sucediendo.
El nivel de virulencia que ha alcanzado el conflicto entre Israel, Hamas e Irán puede desembocar en un conflicto bélico de proporciones incalculables.
Mientras que la decisión del presidente estadounidense Joe Biden de bajarse de la contienda presidencial y el reemplazo de Kamala Harris y Tim Walz abren una oportunidad para los demócratas aparejada a más polarización.
Al mismo tiempo los estadounidenses, el mercado emisor de turistas clave para México, están dejando de venir y en julio ya hay cifras preocupantes.
Nada más al aeropuerto de Cancún la llegada de viajeros internacionales bajó 13.8% en julio de 2024 comparado con el mismo mes de 2023.
Las cifras de Starc, que dirige Francisco Madrid en Cancún, refieren que en Los Cabos la contracción fue de 8% y en Vallarta de -8.7%.
Ejecutivos de las cadenas hoteleras que operan en esos destinos hablan de una fatiga de los estadounidenses para venir a México tras haberlo hecho varios años.
Más el crecimiento de la oferta en países como Dominicana, el repunte de los cruceros y el interés de los turistas por regresar a Europa, con las Olimpiadas de París incluidas.
También pesa el éxito que está teniendo el aeropuerto de Tulum, con más de 210 mil pasajeros internacionales en el primer semestre; pues lo están prefiriendo los viajeros foráneos que van al sur de Quintana Roo.
Asimismo, hay un ajuste en la llegada de viajeros sudamericanos por problemas de visados en Brasil, Perú y el maltrato a los colombianos, más la ruptura de relaciones con Ecuador.
Sin olvidar la cobertura que tuvo en Estados Unidos el asesinato de un niño en una playa de Cancún y no sabemos todavía por los tres narcomenudistas baleados el miércoles pasado en Isla Mujeres.
Allí no acaba la historia, hay que añadir la devaluación de alrededor de 15% que ha sufrido el peso frente al dólar este año; nada más el lunes llegó a 20 pesos tras la caída de los mercados asiáticos y esto alentará más a los viajeros de Estados Unidos y Canadá en el invierno.
Pero ahora están sufriendo los touroperadores y las agencias de viajes emisoras de mexicanos hacia el exterior.
El dueño de una mayorista que vende paquetes a miles de agencias mexicanas, quien pidió que no lo citara, me dijo que el lunes tres de junio tras las elecciones en México el crecimiento de sus ventas cayó 20%, junto con el peso, y no se ha recuperado.
Todavía trae un aumento marginal respecto a 2023, pero de cada 100 viajes adicionales que estaba vendiendo ya sólo negocia 80.
Sus precios a las agencias mexicanas son en pesos, aunque le paga en dólares a sus proveedores y la devaluación de la moneda mexicana opera en su contra.
También dejó de vender Medio Oriente por los conflictos en Israel y el desplazamiento de sus paquetes a Canadá se contrajo 70% por la reimposición de la visa.
La incertidumbre no les gusta a los empresarios y, en el mejor de los casos, pasarán meses para que haya claridad sobre el mercado de los viajes.
Mientras tendrán que ajustarse el cinturón de seguridad, para aguantar la turbulencia.