El jueves de la semana pasada estuvieron en Mazatlán, los secretarios de Seguridad Pública Omar García Harfuch; de la Defensa, Ricardo Trevilla Trejo y de Marina, Pedro Morales Ángeles, en una de las tantas reuniones de seguimiento ante la ola de violencia que padece Sinaloa.
En esta ocasión no se realizó el encuentro en Culiacán, como ha sucedido habitualmente, y además fue invitado un grupo de empresarios importantes del destino turístico.
La participación fue producto de su insistencia, debido a algunos hechos delictivos ocurridos recientemente, como la desaparición el 5 de octubre del joven duranguense Carlos Emilio Galván, en el bar Terraza Valentino donde además es accionista Ricardo Velarde el secretario de Economía del gobernador Rubén Rocha.
Mazatlán comparativamente ha sufrido pocos eventos de violencia por el enfrentamiento entre dos grupos del crimen organizado desde mediados del año pasado, en comparación con lo que ha ocurrido en Culiacán.
Incluso la llegada de turistas y la ocupación hotelera se han ido recuperando paulatinamente en Mazatlán, de cuando El Mayo Zambada fue entregado al gobierno de Estados Unidos por un hijo del Chapo Guzmán, lo que desató la crisis en Culiacán.
Hasta ahora, la actitud de los empresarios ha sido mesurada y discreta porque ninguno de ellos quiere ser visto como un denunciante directo de las actividades ilícitas de los carteles, debido a los riesgos que conllevaría para ellos y sus familiares.
Pero el levantamiento de Galván provocó una gran preocupación debido a que algo tan grave sucedió en un establecimiento turístico de la zona hotelera del puerto.
Así es que este grupo de empresarios fue invitado a la reunión con los más altos mandos responsables de la seguridad en México.
Lo que ellos atestiguaron fue la presentación de un informe de resultados sobre cómo se ha ido reduciendo el número de homicidios y de hechos violentos en Sinaloa y la explicacióna grandes rasgos de la estrategia para recuperar la tranquilidad en el estado.
Lo que generó desconcierto, fue que a los empresarios no se les dio la oportunidad de tomar la palabra y de compartir la información con la que cuentan, ya que son sus negocios los que están siendo directamente afectados.
En las últimas semanas, los dueños de algunos establecimientos han advertido cómo los baños de bares y otros centros de esparcimiento nocturno, han sido tomados por los narcos para distribuir su mercancía.
Es poco lo que pueden hacer los propietarios para oponerse, pues prácticamente ninguno de ellos se atreve a impedir la presencia de los delincuentes a sabiendas de su previsible reacción.
Algo desesperado, uno de los restauranteros más importantes de Mazatlán gritó antes de qué terminara la reunión con los altos mandos de seguridad: “¡Revisen los baños, revisen los baños!”.
Mientras sigue la pesadilla de la familia Galván, por recuperar a este joven.
Divisadero
USA. Si el sector turístico de Estados Unidos ya ha tenido un año difícil por las políticas migratorias impuestas por el presidente Donald Trump y la caída de mercados, como el canadiense y el alemán, la situación se sigue complicando.
El cierre de las actividades gubernamentales, ante el desacuerdo presupuestal de republicanos y demócratas, ya le he provocado al negocio de los viajes y la hospitalidad una caída de sus ingresos de casi 1000 millones de dólares.
Recursos que no se recuperarán en lo que resta del año.
