NUEVA YORK.— Si como perciben algunos empresarios y economistas, los “astros” siguen alineados a favor de México, la reforma migratoria en Estados Unidos podría convertirse en ese factor adicional que se requiere para incrementar la conectividad aérea de ese país hacia Latinoamérica.
**Richard Anderson**, director general de Delta, que ya es la segunda aerolínea más grande de la Unión Americana, dijo que no sólo apoya esa medida por motivos económicos, sino porque es congruente con la cultura de ese país.
Antes de la inauguración de la nueva terminal cuatro del aeropuerto John F. Kennedy (JFK), que recibió una inversión de mil 400 millones de dólares, el ejecutivo aseguró que la legalización de millones de inmigrantes en su país sería fundamental tanto para el crecimiento de esta compañía como de otras, entre las que mencionó a Aeroméxico.
Anderson dijo también que los resultados de la asociación del Delta y Aeroméxico han sido muy positivos, tanto, que considerarían incrementar su participación en la firma que dirige Andrés Conesa.
Sobre la necesidad de construir un nuevo aeropuerto en la Ciudad de México, refirió estar consciente de que está llegando a su límite de crecimiento y confió en que las autoridades anunciarán pronto un nuevo proyecto.
Hoy Latinoamérica explica en buena medida el crecimiento potencial de Delta en este continente y los dos países en donde concentra su operación regional son precisamente México y Brasil.
Según Nicolas Ferri, vicepresidente para Latinoamérica, México y el Caribe, si estos países alcanzaran un nivel de desarrollo económico similar al que tiene Estados Unidos, la operación aérea podría crecer 450 por ciento.
La estrategia de Delta, diferente al resto de las aerolíneas estadunidenses, ha sido asociarse con otras compañías como Aeroméxico y la brasileña Gol.
A escala global también tiene una alianza con Air France-KLM y recientemente obtuvo la autorización del gobierno estadunidense para invertir en Virgin, la firma que preside Richard Branson, quien por cierto estuvo en la inauguración de la nueva terminal.
Además United adquirió recientemente una refinería, a través de la cual ya está incidiendo para bajar el precio de 80% del combustible que utilizan sus aviones.
Anderson aclaró que Delta no está interesada en seguir invirtiendo en otras plantas, pues su propósito no es salirse de su negocio, que es transportar pasajeros y carga, sino que fue una medida para reducir el costo del principal insumo de su flota, que es el combustible.
Desde el aeropuerto JFK, Delta mantiene conexiones a más de 100 ciudades en el mundo y la nueva terminal es estratégica no sólo para seguir ampliando su operación, sino para mejorar un servicio que ya se encontraba rezagado en comparación con otras terminales estadunidenses.