En algunas entidades del país hay un sentido de urgencia por terminar de organizar, antes del 25 de agosto, los expedientes para que ciertas comunidades entren al programa de Pueblos Mágicos.
Gloria Guevara, secretaria de Turismo, ofreció que quienes presenten esos documentos la penúltima semana de este mes podrían obtener su firma para darles esta marca.
Los Pueblos Mágicos nacieron hace dos administraciones, cuando Leticia Navarro ocupaba la titularidad de Sectur, mientras que Eduardo Barroso era subsecretario de Operación.
El concepto consistía en otorgarle a algunas poblaciones atractivas para el turismo, que estuvieran cerca de los principales
destinos del país.
San Miguel Allende, uno de los primeros en entrar al programa, estaba en la ruta entre Querétaro y Guanajuato, así es que la marca incrementaría la afluencia de viajeros, como en realidad ocurrió.
Aunque los Pueblos Mágicos no recibían un presupuesto público como tal, generaban un sentido de orgullo en la comunidad y además les daban argumentos para pelear por fondos de la Federación o de los estados.
Fue así como varios gobernadores reclamaron sus Pueblos Mágicos, el asunto se volvió político y obtuvieron la marca las primeras comunidades con méritos insuficientes para conseguirlo.
Cuando Rodolfo Elizondo fue titular de Sectur y Francisco Madrid, subsecretario de Operación, el primero quiso meter orden, fortaleció un consejo consultivo para otorgar la marca y hasta retiró a dos poblaciones, Mezcaltitán y Tepoztlán, de este programa. El primero por el grado de abandono y suciedad al que había llegado y el segundo por incumplimiento de acuerdos y la proliferación de la venta de productos se mantuvieron y Alejandro Moreno, quien ocupó después la Subsecretaría de Operación con Elizondo, trató de lanzar un programa paralelo, los Pueblos Acuarela, para darle entrada a gran número de pueblitos típicos que no cumplieran con los requisitos de la primera marca.
No se llevó a cabo y en la administración de Guevara lo que sucedió fue que ha habido una “explosión” de Pueblos Mágicos, pues de los cerca de 60 que hay actualmente, más de 40% han obtenido el reconocimiento en este periodo.
Sería injusto decir que alguno de ellos carece de atractivos para el viajero, pero también es cierto que se ha relajado la aplicación de los criterios y que la marca se ha vuelto menos exclusiva.
Desde el punto de vista de la mercadotecnia, esto terminará haciendo a los Pueblos Mágicos más comunes y menos codiciados, por lo que hay riesgo, sobre todo si conseguir la marca no lleva a un proceso autogestivo de mejoramiento, que en el futuro pierda su significado y atraiga cada vez menos el interés de los viajeros.
