Madrid. Este miércoles Inverhotel, la asociación de dueños de hoteles más importante de España, organizó una reunión con Carlos Joaquín, el gobernador de Quintana Roo, quien no asistió a la cita en el hotel Meliá Fénix.
La razón fue que el presidente Enrique Peña viajó a esa entidad antes de volar a Sudamérica y el mandatario estatal se quedó a acompañarlo.
En su lugar estaba previsto que iría Marisol Vanegas, la titular de Turismo de Quintana Roo, pero los empresarios presionaron para que fuera también Enrique de la Madrid, titular de Turismo federal; quien envió en su lugar al subsecretario Gerardo Corona y a Héctor Flores Santana, director general del Consejo de Promoción Turística de México.
Allí estaban varios de los capitanes de la industria turística española comenzando con Gabriel Escarrer, el presidente del gigante hotelero Grupo Meliá.
También Pedro Barceló, dueño de la cadena del mismo apellido; un representante de Carmen, la presidenta de Riu, quien se fracturó un brazo horas antes; Miguel Fluxá de Iberostar; Alejandro Zozaya CEO y socio de Apple Leisure Group y Carmen Piñero de Bahía Príncipe, entre otros muchos.
La reunión fue de alguna manera ruda, pues se trataron temas delicados; pero los empresarios salieron contentos pues se analizaron los temas y se perfilaron soluciones.
La gran queja fue la inseguridad en Quintana Roo y tanto Corona como Vanegas aportaron información sobre todo lo que se está haciendo para cuidar este aspecto.
Más recursos a los cuerpos de seguridad, multiplicación de las cámara de video vigilancia, profesionalización de las tareas; mejor equipamiento.
El problema, dijeron los empresarios, no sólo es la falta de comunicación sobre estas acciones sino la pobre seguridad jurídica.
Una burocracia lenta e ineficaz; diferencias entre autoridades de diferentes municipios; ministerios públicos corruptos provoca que los delincuentes sean apresados pero que a los pocos días salgan de la cárcel.
Además se quejaron de los intentos del gobierno estatal por subirles los impuestos.
La iniciativa del año pasado de incrementar de 3 a 4% el impuesto al hospedaje, puso los pelos de punta a los hoteleros quienes se opusieron con todo a que ocurriera; pero ahora viene otra propuesta que tampoco les gusta.
La idea es aumentar de 60 a 70 el porcentaje de la tarifa que se grava con el impuesto al hospedaje de los “todo incluido”; lo que provocaría que se cargara a un sub segmento de la hotelería la mayor parte de los impuestos.
Los inversionistas proponen, en cambio, que el aumento de la recaudación se haga a través del impuesto sobre la nómina lo cual distribuirla entre muchos más jugadores el pago del nuevo impuesto.
Los dueños de los hoteles españoles, están de acuerdo en que para mejorar la seguridad hace falta más dinero y además están conscientes de que las presiones sociales seguirán creciendo ahora que vienen en la zona 30 mil cuartos adicionales de hotel.
El fondo es cómo encontrar una fórmula justa, en donde todos paguen y no sólo un grupo aunque sea uno de los que han conseguido mayor rentabilidad.