LAS VEGAS. “Tanto va el cántaro al río, hasta que se rompe”, parece una frase tristemente apropiada a lo que está pasando con algunos destinos mexicanos y aquí, en la reunión anual de las agencias Virtuoso, los profesionales extranjeros están haciendo preguntas por el alcohol adulterado y la inseguridad.
Éste último, un asunto que tomó otra connotación en Los Cabos, cuando hace dos semanas ocurrió una balacera que dejó un saldo de tres presuntos delincuentes asesinados.
Aunque esto pasó a 700 metros del exclusivo hotel One & Only Palmilla, el hecho es que comparte el apellido con el lugar, playa Palmilla, próxima a un embarcadero de pescadores, donde se dieron los hechos.
Así es que entre la cobertura de medios internacionales, sobre todo de Estados Unidos y Gran Bretaña, incluso apareció una nota que afirmaba que esto había ocurrido en dicho hotel.
Una reacción inmediata y profesional de Rodrigo Esponda, director del Fideicomiso de Turismo de Los Cabos (Fiturca), ayudó a dimensionar con objetividad el problema, lo que paró una crisis de cancelaciones.
Pero esta semana en la reunión de Virtuoso, que convoca a cinco mil 600 profesionales de los viajes de lujo, el propio Esponda tuvo que responder varias preguntas sobre el tema.
Además se necesitaría una “bola de cristal” para saber si esto terminará o no afectando la integridad de algún turista, pues los hechos son que el enfrentamiento entre grupos de narcomenudistas sigue y que las autoridades federales y estatales no han resuelto el problema.
También es verdad que la ocupación hotelera en Los Cabos este año es superior a 90% y que sus tarifas promedio son las más altas del país.
Respecto del supuesto alcohol adulterado, hay un problema de comunicación que se avivó la semana pasada después de que Enrique de la Madrid firmara junto con Álvaro Pérez Vega, comisionado de Operación Sanitaria de la Cofepris, el Convenio Específico de Verificación Sanitaria Permanente en Quintana Roo.
Los abogados de los familiares de la joven turista estadunidense Abbey Conner, quien murió por un problema que partió de una congestión alcohólica, han impulsado la versión de que fue por el suministro de alcohol adulterado en un hotel Iberostar de Cancún.
Y ahora el asunto tomó fuerza, después de que durante el anuncio del mencionado convenio se informó también que se habían decomisado 40 mil litros de alcohol por diversas causas.
Lo que buscaba De la Madrid era destacar la “cero tolerancia” a la distribución de alcohol que no cumpla con las normas oficiales; pero es muy difícil que la opinión pública estadunidense entienda que la situación no era la venta de “veneno etílico”, sino la falta de membretes o el uso de envases prohibidos o de botellas que habían caducado.
Más cuando hay grupos de interés en Estados Unidos que acusan a México por vender alcohol que supuestamente pone en riesgo la vida, algo que ya habría cobrado muchas víctimas si ocurriera en uno de los destinos más exitosos del mundo.
Revertir esta percepción debe ser otra prioridad, para que el “cántaro” no se quiebre.