Uno de los temas sobre los que tendrá que decidir el nuevo gobierno federal, con Enrique Peña a la cabeza, será si está dispuesto, y cómo, a devolverle la autonomía al Consejo de Promoción Turística de México (CPTM).
Apoyado por Pablo Azcárraga y por Televisa, Rodolfo López Negrete llegó a comandar este organismo, pero se encontró con la sorpresa de que Gloria Guevara, quien paralelamente asumió la Secretaría de Turismo, también tomó la dirección general del Consejo.
Tenía razones para hacerlo, pues se trata del organismo que tiene el presupuesto para impulsar la imagen de los destinos mexicanos y apoyar la comercialización de los mismos.
Además, en el pasado se escribieron innumerables historias sobre diferencias entre el titular de la Sectur y el del CPTM, incluso siendo amigos.
Sin embargo, al quitarle la autonomía formal se tomó una decisión que va en contra de los modelos más exitosos de impulso a la marca-país, como Visit Britain, la CTC de Canadá y la oficina de turismo de Australia.
Claro que regresarle la autonomía en las condiciones que tenía antes sería una medida ineficaz, pues lo importante no sólo es dotarlo de la misma, sino lograr que la iniciativa privada participe adquiriendo parte de las acciones del CPTM.
Su régimen legal es el de una Sociedad Anónima de Participación Estatal Mayoritaria y su Junta de Gobierno no debería estar supeditada, como hasta ahora, a las negociaciones políticas.
Si el CPTM ha fallado al volverse un organismo burocrático y más político que técnico, los empresarios nunca asumieron el compromiso de participar económicamente en el mismo.
Allí cobra sentido aquella frase de los estadunidenses: “Donde está mi boca, está mi dinero”.
También habría que encontrar una fórmula más justa para representar los intereses de todas las entidades federativas y la Junta de Gobierno necesitaría convertirse en un verdadero órgano de toma de decisiones y no un espacio donde los directivos relatan lo que están haciendo.
Otro reto es cómo profesionalizar a la institución, más allá de las personas que ocupen la dirección general o la dirección general adjunta.
El CPTM necesita tener la posición estratégica para la que fue concebido y hacerlo así sería una señal de compromiso con el turismo.
Divisadero
Alianza. La reciente orden de compra de 100 aviones Boeing que puso Aeroméxico, cuyo director general es Andrés Conesa, mostró la relevancia de su alianza con Delta, que la apoyó en este movimiento.
Ahora también está por anunciarse la sede de la nueva base de mantenimiento, que no será Guadalajara debido a un problema de tenencia de la tierra en una propiedad adjunta al aeropuerto. Las plazas previstas son Monterrey, Toluca y Querétaro; hasta ahora todo indica que será ésta última.