Después de una década ocupando posiciones menores en la actividad turística mundial, hoy México está recuperando su posición de liderazgo y su voto se ha vuelto importante en el proceso de sucesión para la Secretaría General de la Organización Mundial del Turismo.
El “hubiera” no existe, pero hay quienes piensan que México incluso habría tenido una oportunidad para ganar esa posición de liderazgo, pero ahora las consideraciones son de otra índole.
No es un secreto que **Taleb Rifai**, el amigo nacional de moda en el turismo desde que dijo que “México es el futuro y un mundo en sí mismo”, está apoyando como primera fórmula a la coreana **Dho Young-shim**, en combinación con **Carlos Vogeler**.
Así es que mientras **Zurab Pololikashvili**, de Georgia, y **Walter Mzembi**, de Zimbabue, ya han buscado directamente el apoyo del gobierno mexicano; **Rifai** tácitamente ya hizo un trabajo de apoyo en México.
De hecho, **Francisco Madrid**, director de la Facultad de Turismo de la Universidad Anáhuac, ex director para Las Américas de la OMT y exsubsecretario de Turismo; también ha hecho con las autoridades algunos comentarios en favor de **Dho**y **Vogeler**.
Lo importante es qué pedirá México a cambio, pues hoy ha recuperado su posición como líder en el turismo y el mundo atraviesa por uno de los momentos más retadores de los últimos años.
El regreso de las visiones nacionalistas, por encima de las regiones geográficas; la amenaza creciente del terrorismo y los retos migratorios parecen razones más que suficientes para que México busque tener una participación más activa en las decisiones estratégicas de la OMT.
Ya se perdió la posibilidad de contender por la Secretaría General, pero quizá sería importante que, al menos, un mexicano volviera con una posición importante dentro del organigrama de la OMT.
Incluso para pensar seriamente en contender por ese puesto dentro de algunos años.
**DIVISADERO**
Riesgos para aerolíneas. La Cámara Nacional de Aerotransporte, que preside **Sergio Allard**, emitió ayer una carta en donde hace una reflexión de fondo sobre las posibles consecuencias de la reforma a la Ley de Aviación Civil en Materia de Derechos de los Pasajeros.
Si al principio hubo un reconocimiento sobre la importancia de haber participado en el proceso de reforma a la citada ley, ahora se percibe preocupación por los detalles.
Sostiene que para ser competitivos hay que apegarse a las mejores prácticas internacionales de seguridad aérea y de libertad comercial.
Como ya se anticipaba, el esquema de compensaciones por retrasos se convertirá en una carga que puede sacar a algunas compañías del mercado.
“Los costos adicionales en que las aerolíneas deberán incurrir para cumplir con las nuevas obligaciones implicarían un incremento en las tarifas aéreas en detrimento de los propios pasajeros…”, precisa.
Otro aspecto delicado es el de las nuevas políticas previstas con respecto a las maletas, que no sólo tienen implicaciones financieras sino de seguridad.
Así es que, por lo visto, las discusiones se tornarán mucho más intensas en la Cámara de Senadores.