Necesitan Pueblos Mágicos sistema de auditoría

 
Alonso Gordoa
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Si cuando se lanzó el programa de los “Pueblos Mágicos”, en la administración de **Vicente Fox**, el propósito fue promover las localidades atractivas turísticamente cerca de los principales destinos; hoy ya es una marca reconocida que en promedio duplica los ingresos de las que no los tienen.



Tanto así que en la administración de **Felipe Calderón** el número de Pueblos Mágicos pasó de 27 a 59, esto es casi 120% más con respecto al sexenio pasado.

Además, la Secretaría de Turismo tiene hoy 69 solicitudes adicionales, pero si no toma las decisiones correctas un proyecto exitoso corre el riesgo de perder su significado de orientación a los viajeros.

La clave está, según **Salvador Nito**, director general de Programas Regionales de la Sectur, en contar con un sistema de auditoría para garantizar que los mismos mantengan su esfuerzo y sigan siendo atractivos para los viajeros a lo largo del tiempo.

De hecho, en el proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), el Ejecutivo sometió al análisis del Legislativo una partida especial para supervisar el desempeño de los Pueblos Mágicos.

En el pasado ya ha habido algunos casos de poblaciones que han sido dadas de baja, como le sucedió a Tepoztlán, en Morelos; a Papantla, en Veracruz, y a Mexcaltitán, en Nayarit.

Aunque también algunos gobernadores han evitado, a través de la presión política, que algunas poblaciones hayan sido dadas de baja de la lista y en la actualidad sólo las valida el sistema de revisión de criterios en el que participan el Conacyt y la Universidad Anáhuac.

Incluso se han presentado algunos casos inéditos que han puesto a prueba las bases originales del programa.

Un caso es Loreto, en Baja California Sur, pues turísticamente nació como un Centro Integralmente Planeado (CIP) dotado de un aeropuerto internacional y una inversión federal de varios cientos de millones de dólares en infraestructura en el área de Nopoló.

No obstante lo anterior, este mismo año recibió la denominación de Pueblo Mágico y Nito explica que se le otorgó a la pequeña población que llegó a ser en el siglo XIX la capital de las Californias.

Con un criterio similar Metepec, en el Estado de México, se convirtió en un Pueblo Mágico, cuando está enclavado en una importante zona industrial y comercial.

Ahora Nito reporta que hay solicitudes para desarrollar lo que podrían ser las “Metrópolis Mágicas”, pues a poblaciones como San Pedro y San Andrés Cholula, que ya fueron absorbidas por los procesos de urbanización, les interesa este reconocimiento.

Desde cualquier perspectiva, y ya con la nueva administración federal en puerta, el gran reto para el futuro de los Pueblos Mágicos es aclarar y precisar las reglas de entrada y contar con un sistema de calificación y auditoría profesionales, más allá de los temas políticos.



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