Necesita turismo legislación ambiental

 
Alonso Gordoa
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El lunes pasado, cuando Romárico Arroyo, presidente de la Asociación Mexicana de Desarrolladores Turísticos (Amdetur), anunció su convención anual, que se realiza esta semana, consideró que haber cancelado el proyecto Cabo Cortés no debería desalentar las inversiones turísticas en México.



Sin embargo, este martes, durante la transmisión del programa de radio Imágenes del Turismo calificó al evento como “muy desafortunado”, pero además desde un aspecto que le hace perder competitividad al país.

Más allá, dijo, de que se atora un proyecto en México, del daño patrimonial que le provocó a los empresarios, o más concretamente el Banco Sabadell de España, el aspecto de fondo es la ausencia de una legislación que establezca cómo se deben hacer los desarrollos turísticos incluso mejorando los sistemas ambientales.

Más allá de que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), cuyo titular es Juan Rafael Elvira, haya actuado o no de manera irresponsable al otorgar los permisos originales, la visión de Arroyo es que la ley debe ser de avanzada.

Por ejemplo, uno de los argumentos de organizaciones ambientalistas como Greenpeace y NRDC, que se opusieron al proyecto, fue que se utilizarían cantidades importantes de agua dulce en una zona desértica o que los desechos podrían afectar al arrecife de Cabo Pulmo.

Sin embargo, sostiene Arroyo, para un proyecto turístico ya no es problema producir el agua dulce que sea necesaria a partir del agua de mar.

Quizá, acepta, para un proyector agrícola sería distinto, pero hoy es costeable con los niveles de rentabilidad de los proyectos de la industria de los viajes.

También existe la tecnología para tratar adecuadamente afluentes y había opciones para negociar con las comunidades, más en un sitio prácticamente despoblado.

Desde su perspectiva se mantiene el atavismo de que lo natural tiene, por fuerza, que ser rústico; cuando debería ser sinónimo de sofisticado desde el punto de vista técnico.

En su papel de desarrollador y propietario de un resort como Tres Ríos, reconocido por el manejo que hace para preservar el ambiente, sostiene que los empresarios invierten más en biología, que en arquitectura o geología.

Además, está convencido de que el mercado premia los atributos ambientales, más en países como Estados Unidos, Canadá y los miembros de la Unión Europea, a los que iba dirigido el proyecto.

Incluso sostiene que debe haber más preocupación por los pequeños proyectos, ésos que por falta de recursos utilizan los ríos y el mar para sus descargas.

En México hay muchos ejemplos turísticos exitosos por sus capacidad de combinar rentabilidad con el cuidado del ambiente y, en ese sentido, la seguridad jurídica debe significar no sólo respeto a la ley, sino normas que estén a la vanguardia en un país que aspira a ser líder en este sector.



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