México recobra interés entre los turistas de lujo

 
Alonso Gordoa
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RIVIERA MAYA.– En el hotel Rosewood de Mayakoba, que dirige **Grame Davis**, su equipo vive una situación peculiar: las ventas están 30 por ciento arriba respecto a 2013 y ya hubo que corregir la meta para 2014, para ponerla más alta.



Una situación sin precedente, cuando la constante había sido la contraria en los hoteles de lujo de México durante los últimos años.

En 2011, por ejemplo, los directivos del hotel Four Seasons de Punta Mita, que durante muchos años fue el establecimiento de playa más rentable de esa cadena, referían las cancelaciones que habían sufrido por parte de sus adinerados clientes de Estados Unidos.

Las razones que aducían en ese entonces eran la cola de la crisis hipotecaria, lo políticamente incorrecto que resultaba contratar habitaciones de 700 dólares o más por noche cuando habían tenido que despedir a sus empleados y, sobre todo, el temor por la “guerra contra el narco” que había emprendido el gobierno del presidente **Felipe Calderón**.

Quienes conocen la realidad en México saben que ni entonces había una “guerra” como tampoco hoy la situación es radicalmente distinta; más allá de la captura de El Chapo Guzmán y otros personajes de la droga, el problema no se eliminará mientras Estados Unidos siga siendo el principal mercado consumidor de estupefacientes, con un valor de miles de millones de dólares al año.

La diferencia es que el gobierno del presidente **Enrique Peña** dejó de “hablar mal del camello”, además de que ha generado confianza.

Hoy México se está poniendo de moda nuevamente en los mercados de los viajeros de lujo y el Rosewood es un ejemplo, como un establecimiento que le gusta a las celebridades, a partir del concepto de esta cadena que busca tener “sentido del lugar”.

Si en Mayakoba, el desarrollo de Grupo OHL, de Juan Miguel Villar Mir, el Fairmont es fuerte en el mercado de grupos y convenciones y Banyan Tree ofrece una exótica experiencia oriental en México; Rosewood busca el sabor mexicano.

Un carrito de raspados en el club de playa, bolsas de yute a la venta, un maridaje de comida y tequila, son algunos diferenciadores que atraen a celebridades como Sting, el cantante inglés que pasó allí sus vacaciones de invierno.

Este viernes un huésped mexicano dejó la suite presidencial, que ocupó con su familia por dos semanas y por la que pagó 15 mil dólares diarios.

Pero además **Mónica Ortiz**, su publirrelacionista, dice que en los años previos aprendieron la importancia de la diversificación; hoy 60 por ciento de los huéspedes son de Estados Unidos, 15 por ciento de México y el resto de países como Canadá, Brasil, Rusia y hasta Corea del Sur.



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