Como adelantó Claudia Ruiz Massieu, secretaria de Turismo, en el pasado Tianguis de Puebla, México salió de la exclusiva lista de los diez países que más turistas internacionales reciben, según la Organización Mundial del Turismo (OMT).
En términos de comunicación, la funcionaria “vacunó” el asunto al hacerlo del conocimiento público, así es que ayer cuando se formalizó ya no fue una sorpresa.
La carga política de esta situación recae sobre los gobiernos panistas, pues en el año 2000 México estaba en la posición número siete de la lista y de allí comenzó una ruta descendente que hoy culminó en su retiro del top ten.
Una situación resultado de varios elementos, pues si bien quienes conducen el turismo desde sus respectivas trincheras no estuvieron a la altura de los cambios en este sector a escala global, también surgieron imponderables de coyuntura.
La crisis económica en Estados Unidos en 2007 golpeó al primer mercado emisor de turistas para México y, ahora, los europeos están haciendo menos viajes de larga distancia, lo que también tiene
un impacto negativo. El 2009, con la crisis sanitaria de la nueva influenza, fue otro evento que lastimó el arribo de turistas y derribó las tarifas promedio.
Como contraparte Hong Kong y Rusia, los dos países que adelantaron a México en la lista, se están beneficiando de hechos exógenos.
La apertura de China, que pronto será el primer emisor y receptor de turistas en el mundo, y la flexibilización de las entradas a Rusia son dos de estos factores que hoy les ayudan
a crecer rápidamente.
Sin embargo, en los pasados 12 años se ha visto también cómo Turquía o Malasia rebasaron a México en la lista con base en políticas turísticas agresivas y eficaces.
Si México pretende regresar a ese top ten, y sobre todo obtener más ingresos por el turismo, se requieren cambios de fondo.
Algunos se perfilan, como la flexibilización en las políticas de visado y la reforma constitucional para que los extranjeros inviertan en las playas.
Pero hay mucho más, como la apertura de cielos, el nuevo aeropuerto para el DF o la preinternación de turistas cuando regresen a Estados Unidos.
Divisadero
Reconocimiento. La Fundación Miguel Alemán le entregó su premio de excelencia turística a Javier Vega Camargo, primer director del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM).
Del año 1999, cuando inició operaciones dicho organismo, a la fecha hemos visto cómo en otras latitudes se han abierto oficinas de promoción de sus respectivas “marcas país”.
Tanto Javier Vega, como quien era entonces su jefe, el entonces secretario de Turismo, Óscar Espinosa, actuaron con un sentido de visión que la ha hecho falta a México para crecer más aceleradamente en este sector.