Lujo excéntrico en Bal Harbour

 
Alonso Gordoa
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Miami es uno de los destinos de sol y playa a la vanguardia en el hospedaje de lujo, capaz de competir con otros lugares del mundo como Singapur y Dubai; no es extraño, entonces, que haya sido la plaza que eligió St. Regis para abrir uno de sus hoteles más excéntricos y sofisticados.



En realidad se encuentra en Bal Harbour, una pequeña ciudad conurbada en el área de Miami, que es famosa por su centro comercial de ultra lujo.

El hotel se encuentra frente a dicho conjunto de tiendas y además tiene una vista fantástica al mar, con grandes ventanales en todas las suites que sin excepción miran al azul turquesa que se pierde en el horizonte.
A diferencia de otras marcas de lujo como Four Seasons, en donde la experiencia de lujo está centrada en el servicio, St. Regis hace alarde de opulencia y vanguardismo.

Este hotel cuenta con algunos detalles que en sí mismos son muy sorprendentes y uno es el piso de mármol del recibidor, que se extiende por toda la primera planta.

Se trata de una piedra muy especial, de la cual sólo existe una veta en China y que es conocida como mármol floreado.
De color negro, tiene naturalmente incrustadas formaciones de mármol blanco que, debido literalmente a un capricho de la naturaleza, dan la apariencia de pétalos y flores que parecerían haber salido del pincel de un artista oriental.

La cava es otro de sus rincones estelares, con una colección de etiquetas que no se circunscriben a las grandes marcas sino que, además, incluyen verdaderos hallazgos de esos que se comparten entre conocedores y amantes del vino.

Además hay tres restaurantes entre los que destaca el J & G Grill, del famoso chef Jean-Georges Vongerichten, que ofrece platillos que destacan los grandes sabores de los productos de Florida.

Entre ellos una pizza de aguacate y cilantro, una ensalada de palmitos de Florida con jitomates heirloom; claro que también hay algunos platillos altamente decadentes, como una pizza de trufas negras.

Por lo demás las tarifas son capaces de sorprender hasta las carteras mejor dotadas, pues comienzan en más de mil dólares por noche en la suite básica.

Los elevados niveles de ocupación del inmueble revelan, una vez más, que las crisis no golpean a todos y menos a los viajeros que están en la cima de la pirámide.



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