Los neoyorquinos más ricos se mudan a las playas

 
Carlos Velázquez
hrs.

La proximidad con la muerte provoca reacciones insospechadas y una de las consecuencias de la pandemia del Covid-19 es que las personas adineradas están adelantando decisiones que tenían planeadas para el futuro, lo que está provocando un boom en los viajes de lujo y los mercados inmobiliarios.



Si antes muchos soñaban con vivir en la Gran Manzana, aunque fuera en un departamento de 100 metros cuadrados que podría valer millones de dólares o por los que pedían rentas de muchos miles de dólares mensuales, ahora esos mismos ejecutivos se están mudando para seguir trabajando por home office desde sitios que antes eran exclusivamente de descanso.

Un ejemplo es The Woodlands, un suburbio a 45 minutos del centro de Houston, donde ya hay una burbuja de precios en los bienes inmuebles.

Si cada año el precio de los mismos crecía marginalmente, apenas arriba de la inflación, en el último año se han disparado 15 ó 20%.

Los bancos son mucho más cautelosos después de la crisis inmobiliaria de 2008, así es que han topado el monto que prestan por un inmueble; pero los neoyorquinos están pagando por fuera sobre precios, para mudarse de inmediato al que es uno de los 10 mejores lugares para vivir en EU.

Una casa que valía en 2019 unos 800 mil dólares, hoy los bancos prestan para comprarla 900 mil y los adquirentes pagan 100 mil más por fuera para que los propietarios se desprendan de ella.

Otro caso impresionante es Los Cabos, donde literalmente ya se están acabando las propiedades nuevas a la venta y los desarrolladores están acelerando sus planes para responden a la demanda.

Rubén Reachi, director general de CLK Estrategia, que construye el desarrollo del St.Regis en Quivira, ya vendió 7 de las 25 propiedades en preventa; todas ellas con valor de varios millones de dólares.

El ejecutivo dice que en el plan de negocios entraría dinero hasta el próximo año, el hotel y los departamentos y residencias estarán hasta diciembre de 2022; pero las ventas siguen a la alza.

En ese mismo destino, en el desarrollo que se conoce como Cabo del Sol, están en construcción un Park Hyatt y un Four Seasons y los propietarios de este último desarrollo, en lo que se conoce como las residencias, ya son los únicos socios del campo de golf que durante décadas ha sido el mejor del destino.

Este sitio exclusivo se llama The Cove y para ser socio, primero hay que comprar una casa de varios millones de dólares operada por la cadena canadiense de hoteles de lujo.

La demanda crece en todos los segmentos, apenas la semana pasada Rafael Covarrubias lanzó su proyecto de Casa Adobe, de 300 departamentos de una y dos recámaras para los jóvenes que llegan a trabajar en la hotelería, y ya vendió cinco.

Un fideicomiso para garantizar la seguridad del dinero y el diseño de un proyecto innovador que ofrece amenidades excepcionales, ya está moviendo el negocio por una promesa de entrega futura.

Covarrubias, quien también es un exitoso broker en la plaza, cuenta que hace unas semanas le vendió una residencia a un ejecutivo de un fondo de inversión en Nueva York y que cuando le dijo que debería ser increíble trabajar para una gran empresa en la capital del mundo, él le respondió con escepticismo.

No tienes nada que envidiarme, le contestó, a mi en cambio me urge irme a vivir cerca del mar porque no sabes cuándo se acabará la vida.



hrs.

Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

Notas relacionadas
Ir a la barra de herramientas