Al menos entre los viajeros nacionales, la percepción de inseguridad parece estar dejando de ser un factor que inhibe su llegada a los destinos que hasta el año pasado eran considerados, incluso falsamente, como peligrosos.
En realidad, no más de 5% de los municipios con vocación turística en México han sido incluidos en los warnings o advertencias de viaje emitidos por el Departamento de Estado de la Unión Americana.
Entre todos ellos ha habido casos muy desafortunados, como el de Mazatlán donde un hecho aislado, en el que resultó herido un ciudadano canadiense, provocó la caída de turistas provenientes de sus principales mercados internacionales: Canadá y Estados Unidos.
Otro caso similar es el de Acapulco, en donde el programa Guerrero Seguro le está dando la vuelta al miedo hasta el punto de que United aumentará su oferta de espacios en las próximas semanas.
Con estos antecedentes, Jorge Mezher, subsecretario federal de Planeación Turística, tiene un primer corte de los resultados de la Semana Santa en donde la ocupación hotelera promedio fue superior a 90% en los destinos de playa y a 80% en los llamados pueblos mágicos.
Entre los datos particulares, Acapulco y Mazatlán registraron hacia el final de la semana anterior ocupaciones cercanas a 100%, mientras que en Tampico-Madero llegó a 98% y en Creel-Divisadero, ambos en Chihuahua, de más de 90 por ciento.
Se trata de destinos turísticos ubicados en cuatro de los estados que han sido más afectados por el combate al crimen organizado durante la presente administración.
Como se ha sostenido en este espacio, los destinos turísticos en México son seguros en términos generales e incluso donde hay problemas la clave está en evitar las zonas de riesgo.
Algo que sirve en cualquier país del mundo. Las cifras de este periodo vacacional parecen estar marcando una franca recuperación para el turismo después de los graves episodios de 2009 y 2010.
Divisadero
Candidatos y turismo. Será la próxima semana, en la reunión de cámaras de comercio, organizado por Concanaco Servitur, donde los cuatros candidatos a la Presidencia de México tendrán la oportunidad de dar a conocer algunas ideas precisas en relación al turismo.
Hace 12 años el entonces candidato del PAN, Vicente Fox, acuñó aquella expresión de que el turismo sería una “prioridad nacional”; seis años después, Felipe Calderón, a la postre su sucesor, habló del “sexenio del turismo”.
Con esos antecedentes, y lo que después sucedió, valdría la pena que, más allá de los adjetivos calificativos, hubiera estrategias puntuales, no sólo que reconozcan la vocación turística de México sino que asuman la capacidad que tiene el sector como pivote para impulsar el crecimiento, el desarrollo y el empleo
