Los cruceros, México y las rutas para 2014

 
Alonso Gordoa
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No en balde durante años ha sido el principal puerto de cruceros en el mundo y uno de los pocos en América Latina con la infraestructura adecuada para recibir a los enormes barcos de última generación.



Por estos días se lleva a cabo la Conferencia anual de la Asociación de Cruceros de la Florida y el Caribe (FCCA, por sus siglas en inglés) en Curazao.

Allí está **Roberto Borge**, gobernador de Quintana Roo, quien más allá de los esfuerzos de la Secretaría de Turismo federal se ha convertido en un interlocutor de los destinos de cruceros mexicanos, como presidente de la Comisión de Turismo de la Conago.

Hoy las navieras tienen entre sus rutas más rentables al Mediterráneo y también hay cada vez más “hoteles” flotantes en la región de Oceanía y Nueva Zelanda.

La demanda de los viajeros y las características geográficas de esos sitios, con muchos atractivos a distancias relativamente cortas, les generan una gran rentabilidad.

Cozumel registró en 2009 y 2010 una baja en la llegada de cruceristas y ha logrado defenderse por su infraestructura y por las inversiones que las propias navieras tienen allí.

Sin embargo, los destinos de cruceros del Pacífico en general están sufriendo uno de los peores momentos de su historia.

No es fácil encontrar formas eficaces de negociar con la poderosa Asociación de Cruceros de Florida y el Caribe (FCCA) y de lo que ocurra en estos días dependerán las perspectivas de lo que sucederá con el arribo de estos barcos no en 2013, sino en 2014.

**Divisadero**

RSVP. Algo así como “machetazo a caballo de espadas” fue lo que le sucedió a **Carlos Couturier**, fundador de la cadena de hoteles de diseño Habita, durante la International Luxury Travel Market (ILTM), que se lleva a cabo en Mayakoba de la Riviera Maya.

Resulta que la noche de inicio de este evento, que aglutina a vendedores y compradores de viajes de lujo de 23 países, acudió para participar en una mesa redonda sobre el presente y futuro de este segmento.

Al final hubo una cena donde la novedad fueron los gusanos de maguey, escamoles y demás insectos comestibles, pero a **Couturier** se le olvidó su gafete y para su asombro no lo dejaron entrar a la zona del hotel Fairmont donde se realizaba el evento.

No hubo nadie cerca para auxiliarlo y el hotelero, cuyos establecimientos suelen ser selectivos con su clientela, vivió quizá por primera vez en su vida la experiencia de no ser admitido.



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