Los Cabos podría enfrentar nuevamente una situación complicada de seguridad, si las autoridades federales, estatales y municipales dejan que crezca un problema que hasta ahora tiene “mucho ruido y pocas nueces”.
Uno de los cinco destinos más seguros de México, se encontró la semana pasada con el homicidio en La Paz de un mando del área de narcóticos en el estado; seguido por unas “narco mantas” en Los Cabos contra los “patitas cortas”, léase el Cártel de Sinaloa y los “chapitos”.
Si a eso sumamos dos camiones de pasajeros quemados con bombas molotov, pero sin víctimas, hubo la percepción de que algo se había descuadrado en el principal destino de lujo.
Los capitanes del destino ya entraron en contacto con los más altos niveles del gobierno federal y la Secretaría de Marina reforzó sus actividades.
Por su parte el Fideicomiso de Turismo de Los Cabos (Fiturca), que dirige Rodrigo Esponda, activó su protocolo de crisis ofreciendo en todo momento información, contexto y transparencia.
Esto ocurre en un momento de confrontación entre dos de los principales jefes políticos del estado, que son el gobernador Víctor Castro y el presidente municipal de Los Cabos Christian Agúndez, quienes se están disputando con mucha anticipación la sucesión del primeropues todavía le quedan dos años a su gobierno.
En este contexto hay esperanza de que todos cierren filas, pues si se descompone el destinolas pérdidas las compartirán todos.
Divisadero
Volaris. Mal comenzó el Tianguis Turístico para los periodistas que íbamos ayer domingo a las 6 am en el vuelo 180 de la empresa que dirige Enrique Beltranena, en ruta de la CDMX a Tijuana.
El capitán en vez de chofer de avión se transformó en dramaturgo decidido a escribir una comedia de enredos, que para nada hizo reír a los viajeros.
A las 5:30 de la mañana del domingo inició el abordaje y cuando el avión estaba atestado, el capitán se dio cuenta que el aparato no podría surcar el cielo, pues no se cumplía con la distribución necesaria de peso y balance.
Entonces los “genios” que admitieron a 10 pasajeros en lista de espera, extraviaron el registro y con la candidez de una abuelita, lespidieron que descendieran a quienes habían llegado al final.
Por supuesto, todos hicieron guajes y como media hora después apareció el registro, pero de los 10 una joven de 17 años asesorado por su hermano, que al parecer era un leguleyo, se pescó con dientes y uñas para no bajarse del avión argumentando que era menor de edad.
La discusión creció y Volaris ofreció cinco milpesos y subir en el siguiente vuelo a quien aceptara posponer su viaje, pero nadie alzó la mano.
Cuando ya estaban decididos a forzarla a dejar la nave, la joven sacó su celular y comenzó a grabar con la amenaza de que subiría el agravio a sus redes.
Las sobrecargos se pusieron más nerviosas que un gazapo frente a un zorro, ante la expectativade volverse “ladies abusadoras”.
Entonces el capitán, al grito de “echen paja”,dejó parte de la carga en tierra junto con el prestigio de Volaris.
El resultado final: Hora y media perdidas, así es que los asistentes al Tianguis estuvieron hacinados dentro del aeroplano por cinco horas en vez de las tres y medias previstas.