Los bancos, no el gobierno, dan oxígeno a los hoteles

 
Carlos Velázquez
hrs.

Pasaron tres años para que los empresarios turísticos mexicanos salieran del “duelo” de ser ignorados por las autoridades federales y ahora, con la seguridad de que al gobierno de López Obrador le son indiferentes, están encontrado caminos para salir adelante.



Fue un disparate que Zurab Pololikashvili, el secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT), haya reconocido al presidente mexicano por el manejo turístico de la pandemia; es cierto que las playas mexicanas fueron el pivote de la recuperación en América, pero ocurrió sin estrategia y a un costo enorme de vidas y empleos perdidos.

Luego del éxito en las playas, desde octubre del año pasado las cifras de ocupaciones hoteleras y tarifas iban en ascenso, incluso en las ciudades; allí han tenido un papel importante los bancos que financian al turismo en México: BBVA, Santander, Banorte, Sabadel y Bancomext, principalmente.

Como ninguno de ellos quiere dedicarse a mal administrar hoteles, en general han decidido refinanciar a plazos que, según Rafael García, presidente de los hoteleros de la Ciudad de México, van desde 23 hasta 48 meses.

También les están recomendando empresas operadoras, soluciones tecnológicas para ser más eficientes y otras medidas que les den algo de certidumbre, para no acabar enfrascados en los procesos de quiebra donde pierden todos.

La respuesta de los acreditados ha sido positiva y son mínimos los problemas de cartera vencida que están enfrentando los bancos con los hoteles, así es que están funcionando sus opciones de “pagos chiquitos”.

Ahora el nuevo reto es la variante Omicrón del Covid-19, que amenaza con frenar el ritmo ascendente de la recuperación debido a varios frentes que está abriendo a su paso con fuerza de tsunami.

Braulio Arsuaga, presidente del Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET) y director general de los hoteles Presidente Intercontinental en México, dijo a Veranda que antes de Omicrón el pace, las reservas en libros, estaban 42% arriba respecto al año pasado.

Ahora los contagios a pilotos y sobrecargos de las aerolíneas comerciales ya están desalentando a los viajeros; porque no quieren sufrir la pesadilla de quedarse atorados en un aeropuerto o en un destino, con las gotitas de virus revoloteando por allí.

Además, estos contagios exponenciales comienzan a afectar también al personal hotelero y, aunque los protocolos en Estados Unidos dicen que ocho días son bastantes para recuperarse de la variante Omicron, menos agresiva que las anteriores; el Instituto Mexicano del Seguro Social les da a los afiliados una incapacidad de 15 días sin importar el “apellido” del Covid.

En las ciudades, como es temporada baja y dado que sigue parado el segmento de congresos y convenciones, seguramente habrá modo de resistir cuando llegue el pico de contagios en la tercera semana de enero.

Pero en las playas probablemente aumentarán las presiones por los costos y falta de personal; a sabiendas de que, si en lo peor de la pandemia la federación no quiso ni condonar impuestos, ni abaratar el precio de la energía eléctrica, ahora los empresarios también jugarán solos.

Será a finales de febrero cuando Arsuaga someterá a la consideración del CNET su permanencia o no por un periodo más de dos años en la presidencia de este organismo y a la pregunta sobre si un cambio podría abrir el diálogo con López Obrador, él respondió con un escueto: “No lo sé”.



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Periodista apasionado de los viajes y de entender y comunicar cómo funciona la industria del turismo.

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